domingo, 9 de mayo de 2021

La fiesta de la entrega de la Torá

Cuando nos encontramos en la antesala de la celebración de Shavuot, la Fiesta de las Semanas o de la recepción de la Torá por el pueblo de Israel en el Monte Sinaí, nos complace reproducir este artículo sobre la trascendencia de este acontecimiento histórico para el Pueblo Judío que, pese al tiempo transcurrido, mantiene su primigenia frescura y actualidad. La fiesta de Shavuot o de la Entrega de la Torá (Matán Torá) tiene lugar este año desde la puesta del sol del próximo domingo (lunes, 16 de mayo, (6 de Sivan) y se prolonga hasta el martes, 18 (en la diáspora o Galut, en Israel se celebra sólo un día). 

Gran Sinagoga de Jerusalem/R.B

Una y solo una vez en la historia de la Humanidad se reveló D-s a un pueblo y anunció su voluntad. El pueblo de Israel recién nacido recibió el mensaje de la Divinidad antes de emprender su trayecto hacia Eretz Israel. Una población de algo más de 600.000 hombres, además de mujeres y niños fueron testigos, en las inmediaciones del monte Sinai del mayor acontecimiento de la historia, el encuentro ante el Todopoderoso y sus criaturas.

El pueblo de Israel recibió los 613 preceptos o mitzvot. De los gentiles, D-s exige 7 ó las leyes de Noah. Con ello suman 620. El valor numérico del versículo que expresa el reinado eterno del Supremo: D-s reina, reinó y reinará para siempre es también 620. Este es asimismo el número de los 10 mandamientos. Los nombres de los padres de las 12 tribus suman igualmente 620. Sobre este particular, Vidal Elgozy escribe que “la Torá no es sólo un libro de leyes. Tampoco de historia, no de ciencia, de profecías, pero es todo a la vez, tal que ninguna sabiduría le es ajena”.

“La Torá nos fue entregada después de más de 2.000 (2448) años de la creación, pero en realidad-añade Elgozy-la precedió. Nuestros sabios nos dicen que D-s observó la Torá y creó el mundo. La Torá es pues, el plano del que D-s se sirvió para crear el universo. Es más, es el soporte con el cual D-s sostiene el globo, pues éste retornaría al caos si durante un  solo instante no se estudiase la Torá en ninguna parte. La existencia del mundo estaba condicionada a que Israel recibiera la Torá el 6 de Siván. Al final de la creación, nos relata el versículo así: “Y fue la tarde y la mañana el día sexto (Bereshit,1).  La palabra ha shishi, el sexto, figura con el artículo determinado a diferencia de los días precedentes, primero, segundo…ejad, sheni. Esto hace alusión al sexto día del mes de Siván, día en el cual, la creación consiguió su definitivo certificado, al haber recibido Israel la Torá.

Eterna e inalterable

Uno de los principios de la fe judía es la inmutabilidad de la Ley. Igual que D-s no cambia, su voluntad es invariable.

La Torá escrita está sintetizada y sus palabras están medidas. Es intocable, inalterable, tal es así que basta que falte una sola letra o signo en el Sefer Torá, para que no sea válido. La oral, en cambio, es extensa y se desarrolla continuamente. Es una sabiduría viva, dinámica, en la que cada uno puede renovar en el marco de ciertos fundamentos. Los grandes eruditos, según explica Vidal Elgozy, pueden y deben dar respuesta a los problemas que surgen en cada época. Los avances en los diferentes dominios de la ciencia y tecnología lo exigen. Los Hajamim son capaces de estudiar, comparar y concluir dictámenes en todos los terrenos de la vida. La Halajá se pone siempre al día y trata de temas contemporáneos como empleo de microondas, trasplantes de órganos, fertilización artificial, etc. La Torá es inmutable pero se actualiza.

Reformas y modificaciones en la Halajá suponen la demolición de los cimientos del Judaísmo. La venta de conversiones ficticias por quienes se disfrazan de Rabinos es un fraude público.

Vidal Elgozy precisa que “nuestro deber es renovarnos a nosotros, no la Torá. La rutina es uno de los mayores enemigos del pueblo judío religioso. Hemos de cumplir las mitzvot con el mismo afán y entusiasmo, como si hoy fueran dadas”.

Los preceptos son para nuestro buen. El Creador sabe lo qué nos conviene y nos dio la Torá y las mitzvot para beneficiarnos en este mundo y en el venidero.

La Fiesta de las Semanas

Shavuot significa literalmente semanas, propiamente Hag Hashavuot, fiesta o festividad de las semanas; el segundo de los tres festivales de peregrinación que los judíos celebramos cada año el 6 de Siván. En Israel sólo se celebra un día (6 de Sivan), y en la diáspora dos días (6 y 7 de Siván). El nombre de esta fiesta se sustenta en el mandato bíblico de contar siete semanas desde la segunda noche de Pascua, al día siguiente de la jornada de descanso y celebrar el día 50 como un día santo (Vayikrá 23:15-16,21); (Devarim 16:10): de ahí el nombre popular no judío Pentecostés (del griego, día 50). Shavuot tiene otras denominaciones como Jag Hakatzir; fiesta de la cosecha, cuando finaliza la recolección de la cebada y comienza la estación de la cosecha del trigo (Shemot 23:16); Yom Habicurim o día de las primicias, cuando la ofrenda de los primeros frutos de la cosecha se llevaban al Templo (Bamidbar 28:26); (Shemot 34:22-23:16): (Vayikrá 23:17) y Atzeret concluyendo la Asamblea Solemne de los rabinos que consideraron como un proceso continuo de la redención, de la liberación física del pueblo de Israel desde Pesaj hasta la libertad espiritual obtenida en Shavuot a través de la entrega de la Torá. De hecho, de acuerdo con los rabinos, esta fiesta conmemora también el acontecimiento en el Sinaí que tradicionalmente acorrieron el 6 de Siván y eclipsaron en gran medida los aspectos agrícolas de Shavuot. De esto se desprende la designación rabínica del aniversario Zemán Matán Torateinu o Época de la Entrega de nuestra Ley.

Los judíos piadosos tienen la costumbre de asistir a círculos especiales de estudio en la noche de Shavuot, desde antes de la medianoche hasta el alba, con la lectura de una antología de literatura sagrada conocida como Tikún Leil Shavuot, participando en las lecturas y discusiones y disfrutando de una comida tradicional propia de la festividad. Esta preparación espiritual puede compararse con los tres días de limitación (sheloshet yemei haghalá) impuesto a los israelitas antes de la entrega de la Torá en el Sinaí (Shemot 19:12). La plegaria incluye la recitación del Halel, la lectura prescrita de la Torá: Hazcarat neshamot y musaf o repetición de la Amidá. En la keriat HaTorá se recitan los 10 mandamientos (Shemot 19:20), en el primer día fuera de Israel. Entre los ashkenazitas  después del rezo de la mañana se lee también el Libro de Ruth (uno de los cinco rollos) debido a su relación con la época de la cosecha y con el nacimiento del Rey David, un descendiente de Ruth, la conversa. En las comunidades de la diáspora los ashkenazitas recitan poemas litúrgicos: Akdamot Milín, después que la primera persona es convocada en el primer día de Shavuot y Yatziv Pitgam, tras haberse leído el primer versículo de la Haftará en el segundo día. Cada uno de estos rezos tiene su melodía tradicional. En todos los siglos del exilio, la sinagoga era decorada en Shavuot con todo tipo de plantas, especialmente, la bimá y el arca sagrada, para destacar el carácter festivo en la cosecha en la antigüedad y esta práctica continúa vigente hoy. Como quiera que se compara a la leche con la Torá y Eretz Israel es costumbre ingerir comida láctea y los platos favoritos son las tortas de queso y panqueques de queso. En el Estado de Israel, Shavuot es un día de fiesta público y una oportunidad para la aliyá laregel, peregrinación a Jerusalem.

Distintas y numerosas ceremonias en el kibutz y acontecimientos folclóricos y musicales modernos enfatizan y reviven el significado agrícola de Shavuot como Jag Habicurim, la festividad bíblica de las primicias, en Israel.