Harav Yerahmiel Barylka. |
Reflexiones del Rav Yerahmiel Barylka*
En la parashá de esta semana, Moshé concluye su discurso a la gente y se despide del pueblo, presenta a Yehoshúa como a su sucesor y exhibe la Torá a los Levitas y ancianos. Después de esta descripción, aparece de repente la Mitzvá de Hakhel. No sólo es inusual por el lugar en donde está colocada, sino que es inusual, ya que es una Mitzvá que requiere la participación de toda la nación; se afirma explícitamente que los hombres, las mujeres y los niños deben estar presentes cuando la Torá se lea al final del primer día de Sucot, al final del año Shmitá (como acaece este año precisamente). La Torá nos dice que la razón es “para que escuchen, aprendan a temer a .A. tu Dios, y cuiden de observar todas las palabras de esta ley”.
El propósito de Hakhel es fortalecer el temor reverencial a lo Celestial- y -la observancia de los preceptos-. Esto permite comprender por qué Hakhel se ha colocado aquí, después de que el pueblo ya había escuchado todas las Mitzvot.
El Rambam en Hiljot Jaguigá, sugiere otra razón para Hakhel. “Y oiréis esta Torá”. Sugiere que la Torá debía ser leída en su lengua original el Lashón Hakodesh y por lo tanto para aquellos que no entendían lo que se decía, era la experiencia de Hakhel “como el día en que la Torá fue entregada en el Sinaí” lo cual es importante de por sí. La experiencia de la nación reunida en su totalidad para escuchar la Torá en el Hakhel es sin duda una renovación del pacto Sinaíco, como lo fuera en Pacto en Arvot Moav cuando el pueblo se reunió y lo renovó.