En esta edición incluimos el mensaje de Harav Yerahmiel Barylka, de la Sinagoga Rambam de Madrid, acerca de la parashat de esta semana, Emor.
A la finalización del mandato de festejar Shavuot, que se asocia con la entrega de la Torá, aparece el mandamiento: "Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás". ¿Acaso no parece racional, que ayudemos al pobre y al extranjero sin necesidad que la Torá nos lo ordene? A principios del siglo XX el mundo creía que la mente racional llevaría a realizar actos racionales y significativos, tales como la protección de los necesitados. Sin embargo, esa mente creó el terror irracional e inhumano del Holocausto y los genocidios en Ruanda, Bosnia y Darfur. La mente racional permite hacer caso omiso de los necesitados que están justo delante de nuestras narices y de los miles de niños que van a la cama con hambre cada noche en nuestros países.