Con la parashat Matot-Masé correspondiente a este Shabat próximo se concluye la lectura del cuarto libro de la Torá, Bamidbar (Números), y la misma comienza aludiendo a las leyes relativas a las promesas, votos y juramentos que fueron hechos por Moshé a las cabezas (matot) de las tribus de los hijos de Israel.
En este aspecto cabe preguntarse, según escribe el rabí Mordejai Ben Moshé Maarabi, qué necesidad tenía Moshé de transmitir, “especialmente”, esta parashat concerniente a las promesas a los líderes de las tribus de Israel. Este aspecto lo explica el sabio Rabí Moshé Sofer, autor del “Jatam Sofer” (1762-1839), quien le da el siguiente sentido: es costumbre que “rashé hamatot”, los dirigentes y askanim en general, prometen y aseguran a las multitudes diferentes promesas grandes y pequeñas, e incluso hasta se juramentan por el cumplimiento de sus palabras, y resulta al final que no cumplen siquiera una ínfima parte de las mismas, alegando vagos motivos y falsas excusas. Una amarga realidad es, que precisamente, quienes dirigen una comunidad, quienes deberían ser ejemplo y servir de modelo al pueblo tanto en sus actos como en sus atributos, se permiten ellos mismos alterar sus compromisos, borrando aquellas promesas formuladas en público ante su pueblo. En consecuencia, la Torá se dirige y previene rigurosamente y solemnemente a cada uno de las cabezas de las tribus: “No ha de violar su palabra conforme a todo lo que saliere de su boca deberá hacer”.
Así las cosas, todo líder de Israel debe ser especialmente cuidadoso y afinar permanentemente su propio sentido de la audición, para escuchar muy bien, todas aquellas cosas que son dichas sobre él, en los más variados espectros de la comunidad y tomar conocimiento de las necesidades inmediatas que requieren las masas por él lideradas; “y así, de acuerdo a su capacidad de escucha, sostendrá e incrementará en todo momento su actuación para el bien del pueblo, de su comunidad y de todos sus integrantes”.
En el Talmud Babli, Nedarim 20, se detalla: “No te acostumbres a hacer votos y promesas. Finalmente, dejarás de cumplir tus juramentos”.
“El que hace votos es como si pecara, porque está escrito: Y si dejas de hacer votos, no tendrás transgresión” (Devarim, 23:23). O sea, el que hace un voto se predispone a la transgresión, según el tratado de Nedarim 77 (Talmud Babli o de Babilónico).