martes, 22 de febrero de 2022

Discurso del presidente de la Comunidad Judía de Tenerife en el acto del Día Internacional del Recuerdo de las Víctimas de la Shoah

En esta edición nos complace reproducir íntegra y textuamente el discurso pronunciado por el presidente de la Comunidad Judía de Tenerife, Rafael Abecassis, en el acto institucional del recuerdo de las víctimas del Holocausto o de la Shoah, celebrado el 20 de enero en el Parlamento de Canarias, del que informamos con anterioridad.
Rafael Abecassis.

Excelentísimo señor presidente del Parlamento de Canarias, dignísimas autoridades regionales, insulares y locales, queridos amigos:

En nombre de la Comunidad Judía de Tenerife, que me honro en presidir, quiero de corazón agradecer a la más alta institución canaria que es este parlamento regional en el que nos encontramos, por sumarse a la conmemoración del Día Internacional de la Memoria y Recuerdo de las Víctimas de la Shoah, víctimas del Holocausto, instituido por el Parlamento de Europa en 2005.

Me emociona profundamente como judío perteneciente a una familia que también tuvo que huir del peligro. De uno de tantos peligros a los que nuestro pueblo ha tenido que hacer frente en la historia en tantas y tantas ocasiones, por tantos y tantos motivos y de tantos lugares como nos ha tocado padecer.

Aquí en Canarias, la historia ha sido testigo de cómo siempre hemos sido acogidos por esta sociedad, sin dudas, sin complejos, sin diferencias, sin el más mínimo recelo, todo lo contrario, con enormes dosis de humanidad y cariño nos recibieron desde mitad del pasado siglo XX a los judíos sefarditas provenientes del Norte de África, de las poblaciones marroquíes de Tánger, Tetuán, y Casablanca.

Hoy estamos aquí y con este acto, venimos a reforzar el espíritu de integridad moral y de compromiso con la defensa de los valores de la libertad y la igualdad entre las naciones. Un compromiso con la protección de los principios que emanan de la carta fundamental de las Naciones Unidas, el respeto al ser humano en toda su dimensión por encima de las diferencias de raza, nacionalidad, sexo, o religión.

Tenemos el compromiso de preservar y difundir la memoria o el recuerdo de un episodio negro, trágico y terrible en la historia reciente de la Humanidad, en el epicentro de la civilización occidental. Nadie podía haber imaginado que en esa Alemania librepensadora y moderna se fraguaría el crimen más horrendo contra más de seis millones de seres humanos, en su mayoría judíos, pero también gitanos, cristianos, discapacitados, así como de otros sectores socioculturales.

Allí se plasmó la expresión más cruel, terrible e inhumana del antisemitismo, una lacra que, desgraciadamente, sigue siendo una realidad en el mundo, debido a la ignorancia y alimentado por la negación o banalización de la catástrofe que supuso el holocausto.

Dicho esto, solo me cabe decir que me siento firmemente convencido de que la educación, unida a una información veraz y contrastada constituyen el antídoto o remedio idóneo para combatir el antisemitismo desde los hogares, escuelas y las Universidades. Una educación sustentada en los principios y valores de libertad y pluralismo, en el respeto a la diversidad política y religiosa.

Y me van a permitir que termine repitiendo una frase que ya mencioné en la conmemoración que tuvo lugar hace dos años cuando este mismo acto se hizo en La Laguna ya que me parece tremendamente válida para este solemne momento.

ZAJOR ET SISPUR CAJ SHENU LO YAHZOR ALATZMO. LEOLAM LO OD.

Tengamos presente la historia para que jamás se repita. S/C TFE 20/01/2022 

Rafael Abecassis, presidente.