miércoles, 9 de octubre de 2013

"Ve para ti de tu tierra y de tu parentela..."



Lectura de la Torá para Shabat  8 de Marjeshvan 5774
Sábado, 12 de octubre de 2013
Parashat Lej Leja
Bereshit 12:1-17:27
Haftará: Isaías 40.27-41.16



“Vete de tu tierra y de la casa de tus padres…”. Este mandato de D-s constituye una de las diez pruebas que el Eterno puso ante Abraham Avinu para comprobar su lealtad y convertirlo en el patriarca mayor del pueblo de Israel.

Según comenta el rabí Mordejay Babor*, “nunca antes había recibido Abram un mensaje de D-s hasta entonces”. Es decir recibió ese mensaje en sueño. Fue la primera vez que D-s pone a prueba a alguien. No le indica a dónde tiene que ir ni cuál es la Tierra Prometida. Las pruebas de D-s no eran inmediatas. Tuvo que afrontar difíciles inconvenientes como la hambruna que le obliga a descender a Egipto y soportar el secuestro de su esposa Sarah (antes Saray).

Cuando se consuma la Alianza o el Pacto con D-s, Abram es llamado luego Abraham. Abram en hebreo significa el Gran Patriarca, mientras que Abraham (con la intercalación de la letra H) viene a significar el Patriarca que engrandece a D-s. El Eterno le ordena a Abraham el precepto de la circuncisión o Brit Mila, al tiempo que le promete una numerosa descendencia pletórica de reyes y le confirma la herencia de la Tierra de Kenaan para sus hijos y le reafirma la perpetuación de su protección. Seguidamente le explica los detalles del precepto de la circuncisión que viene a ser la demostración de la trascendencia e importancia de esta Ley, que constituye el sello físico identificativo de todo varón de Israel.

El Pacto Eterno, el sello de la identidad judía

La circuncisión es, ante todo, Ley Divina que otorga al ser  humano un toque sagrado de carácter espiritual. El hecho de extirpar el prepucio no constituye una mutilación sino todo lo contrario, la dotación al cuerpo de integridad y perfección. La circuncisión representa un beneficio para la salud, una excelente medida profiláctica reconocida y aplicada en todo el Mundo.
El Brit Mila es el precepto más antiguo y singular del Judaísmo. Ha sido respetado con el mayor celo por la inmensa mayoría de los yehudim en todas las latitudes, conservándolo a costa de sus propias vidas en todas las épocas. Por sí solo representa la prueba más rotunda e incontrastable de la veracidad de la Torá, ya que resulta imposible aducir que haya sido un invento de Moisés, puesto que se aplicaba por todos los descendientes de Abraham desde siglos atrás.
D-s otorgó este precepto a cada padre judío, es una forma efectuar a sus hijos un toque de acabado final para hacerlo partícipe en la formación definitiva de la criatura recién nacida. “Este es mi pacto que has de preservar”.
Esta señal perpetua que lleva el yehudí en su cuerpo representa un sello sagrado que D-s le impuso para recordarle la importancia del cuidado de su uso. “Y a los ocho días de vida será circuncidado todo varón”.

Lealtad e integridad

Por otro lado, en un párrafo de la parashat Lej Leja se subraya cuando el patriarca Abraham Avinu le dice al rey de Sedom (Sodoma y Gomorra): “Alcé mi mano al Eterno, dueño del cielo y de la tierra, si he de tomar desde un hilo hasta un cordón de calzado de todo lo que es tuyo, no dirás yo enriquecí a Abraham”. (Bereshit 14:22-23).
Abraham Avinu derrota a sus más acérrimos enemigos, libera pueblos y territorios, pero no obtiene beneficios personales. Él le indica al rey de Sedom que “la victoria no da derechos, cuando éste le ofrece los bienes rescatados como botín de guerra. Abraham imparte, de esta manera, una inconmensurable lección moral y de ética a la Humanidad y remarca: “Él es quien enriquece y quien empobrece; Él es el dueño del cielo y de la tierra y nadie tiene derecho a tomar posesión de lo que D-s no le da por propios méritos. “Y dijo el Eterno a Abram:-Ve para ti de tu tierra y de tu parentela, y de la casa paterna, a la tierra que te señalaré-“.
“Lej Leja”. Vete tú, si en alguna ocasión debemos alejarnos de los placeres mundanos, según escribe el Rab Shelomo Yabra, para establecer la sociedad que nos pertenece-con el Creador-, pues así debemos hacerlo. Tan solo en esa dirección, obtendremos lo que pretendemos, HaShem nos conceda lo mejor”.