jueves, 3 de abril de 2014

El poder de la palabra



Lectura de la Torá para Shabat, 5 Nisán 5774
Shabat, 5 de abril de 2014

Parashat Metzorá
Vayikrá 14:15
Haftará: Reyes II/7

14 (1) Y el Eterno le dijo a Moisés: (2) “Esta será la ley del leproso para el día de su purificación. Será traído ante el sacerdote. (3) El sacerdote saldrá fuera del campamento y verificará si está curada la llaga del leproso. (4) Y el sacerdote dispondrá que sean traídos para el que va a ser purificado dos pájaros vivos y puros, madera de cedro, lana con tinte carmesí e hisopo. (5). Y el sacerdote hará degollar uno de los pájaros para el que va a ser purificado, en una vasija de arcilla, sobre aguas que corren. (6) Y tomará el pájaro vivo con el palo de cedro, el tinte carmesí y el hisopo y los sumergirá en la sangre del pájaro degollado en el agua corriente. (7) Y rociará con la sangre siete veces al que se va a purificar de la letra, lo declarará puro (limpio) y soltará el pájaro vivo en campo abierto. (8) Y el hombre lavará sus vestidos, raerá todo su pelo y se bañará en agua para quedar puro y luego irá al campamento pero quedará fuera de su tienda durante siete días, (9) al cabo de los cuales raerá todos sus cabellos, su barba, sus cejas, todo su pelo, se bañará en agua y quedará puro…”

La Torá alude en la parashat de esta semana a las leyes del leproso (Metzorá), pero el enfoque, según señala Bernardo Frydman (Centro Educativo Sefaradí de Jerusalem, Israel), “no es desde un punto de vista médico sino espiritual. Nuestro sabios explican que esta enfermedad-añade-representa un castigo para los calumniadores”.

“Rabí Shimon Ben Lakish sostiene, como explicamos la expresión “esta es la ley inherente al leproso” (Vayikrá 14:1) debemos leer “esta es la ley inherente al calumniador”. Así las cosas, el término calumniador en hebreo se traduce como motsi shem ra, que contiene las letras que integran el vocablo Metsorá=leproso. Esta explicación es sostenida en Maséjet Arajin XV,2, según explica Frydman.
Del relato bíblico aprendemos acerca de lo sucedido a Miriam, la hermana de Moisés, que habló mal de su hermano y fue castigada con la lepra (Bamidbar 12:8-11). La calumnia daña el equilibrio de la sociedad y al nombre en sí como parte de la sociedad circundante. Esa imperfección que provocan el uso inadecuado de la palabra, la maledicencia, la difamasión, se reflejaba posteriormente como una herida biológica,  a la que la Torá denomina Tsaráat (lepra) que debía ser curada tanto por los médicos como por el sacerdotes o kohanim que eran responsables de la sanación espiritual. Sobre este aspecto, Bernard Frydman escribe que “el hecho que esa persona que contrajo  tsaráat (lepra) era aislada del campamento no significaba un castigo sino la consecuencia lógica de alejar temporalmente de la sociedad a aquella persona que atentó contra ella”.
“Aprendemos aquí-concluye-la gran importancia de la palabra como medio fundamental de comunicación y relación entre las distintas personas de la sociedad y  cómo debemos usar esa fuerza positivamente para conectarnos con D-s, mediante las plegarias, y con los seres humanos que nos rodean. Debemos también aprender a escuchar para tener derecho a ser escuchados”. 
En esta parashat se deja entrever el poder de la palabra, que puede convertirse en un arma de doble filo, beneficiar o perjudicar. El mal uso de la palabra contra nuestros semejantes puede ser catastrófico, incluso aunque no haya mal intención, pues muchos malentendido han provocado enemistad, enfrentamiento y daños morales y físicos.