Shabat Shekalim.
Parashat Mishpatim
Shemot 21:1-24:18
Séfer Shení: Shemot 30:11-16.
Haftará: II Reyes 11:17-12:17 (Sef.).
II Reyes 12.1-7 (Ash.)
Mebarjim Hajódesh.
La
parasha de esta semana incluye muchos mandamientos relacionados con la ley
civil y está inmediatamente seguida de los diez mandamientos. El texto se
inicia con las palabras “Y estas son las leyes”, empleando como conjuntivo “y”.
Según nuestros comentaristas, nos marcan que esto es para poner de relieve que
así como lo primero-los Diez Mandamientos, también fueron dados en el monte
Sinaí todos los mandamientos subsiguientes. Esta observación, según la
opinión del Rabí Moshé Benzaquén, “tiene
implicaciones de gran alcance particularmente en relación con nuestra sociedad
actual y a nuestra forma moderna de pensar”. Agrega que “nosotros generalmente
encontramos en la Torah tres categoría de leyes o juicios, testimonios y
estatutos. Los primeros son aquellos que habrían evolucionado con el objeto de
asegurar la estabilidad social y la coexistencia pacífica. Es decir, contra el
robo y el crimen”.
“La
segunda-explica-no habría sido instituida por la sociedad, pero ya que D-s lo
hizo puede ser aceptado como lógico. Esto incluye el Shabat y el Kashrut. El
tercero, sin embargo, los estatutos, que son incomprensibles para el intelecto
humano, por el ejemplo la vaquillona roja y shaatznet. Pero todos son
igualmente importantes como enseñanzas divinas y deben, por tanto, ser
obedecidas”.
Cada
una de las leyes emana del Todopoderoso (aun aquellas que hemos instituido por
acuerdo recíproco), precisa el rab Benzaquén. “Él, en Su Sabiduría y
Entendimiento-añade- dio estas enseñanzas para asegurar nuestro futuro como una
nación perfecta y completa y para garantizar nuestra seguridad física en
nuestra propia tierra con paz y seguridad”.
Todo
esto nos sirve de reflexión para tener presente que imperios poderosos han crecido
y expandido y han caído a través de los siglos, pero el pueblo judío, nosotros,
hemos sobrevivido. La preservación de nuestra identidad como nación, en
consonancia con lo expresado por el rab Benzaquén, es debida a nuestra
tenacidad con un único objetivo y a la
fuerza de nuestro carácter para enfrentar el peligro físico exterior y
desafortunadamente, a veces, también desde dentro.
Fuentes:
Centro Educativo Sefaradi de Jerusalem, Comunidad Judía de Tenerife.