El 18 de Iyar de 5774 a 33 días del Omer es conocido como Lag Baomer (En hebreo la letra Lamed equivale a treinta y la letra Guímel al número tres). Está considerada como una fiesta menor. Este año tiene lugar coincidiendo con a salida de Shabat, el 17 de mayo). Este trigésimo tercer día es un paréntesis en el periodo denominado Sefirat HaOmer.
Lag Baomer se asocia con la segunda guerra judía contra los romanos o revuelta
de Bar Cojba, en el siglo segundo de la Era Común. Es decir, bajo el mandato
del emperador romano Adriano murieron, por causa de una epidemia, 24.000
alumnos de Rabí Akiva. Según el Talmud, los alumnos de Rabí Akiva, participaron
en la revuelta de Bar Kojvá, última tentativa de los judíos de reconquistar
Israel frente a los Romanos (año 132 de la era común). Sus alumnos murieron
heroicamente, legando a los pueblos del mundo un ejemplo de valentía en defensa
de Eretz Israel. Según nuestros sabios, la epidemia, que había hecho presa de
ellos, cesó en Lag BaOmer, y desde entonces dicha fecha se convirtió en un día
de gran fiesta y con tal motivo se suspenden las restricciones propias del
duelo como la prohibición de cortarse el cabello y celebraciones públicas y
bodas. En este día se omite en la plegaria el Tajanún.
Esta fecha tambien se vincula al recuerdo
de Rabí Simón Bar Yojai (siglo II de la era común). Antes de morir (en Lag
BaOmer), rogó a sus discípulos que su muerte fuese recordada con festejos.
Una de las principales enseñanzas que nos legó Rabí Shimón Bar Iojai es que los judíos somos individualmente responsables por nuestro prójimo y como ejemplo relató el siguiente caso: “Cierta vez uno de los pasajeros de un barco tomó un pico y comenzó hacer un orificio debajo de su asiento. Los restantes pasajeros comenzaron enseguida a retarlo, a lo que él le respondió: ‘¡Qué les importa a ustedes lo que yo hago debajo de mi asiento!, ¡yo he pagado por él! ¡Tonto! – Respondieron los pasajeros - ¡Tú has pagado por el viaje, pero no tienes derecho a perforar el barco, ni siquiera debajo de tu asiento, porque de lo contrario nos hundiremos todos!’. De la misma manera ocurre con el Pueblo Judío, ya que el comportamiento de cada uno influye sobre los demás.
Una de las principales enseñanzas que nos legó Rabí Shimón Bar Iojai es que los judíos somos individualmente responsables por nuestro prójimo y como ejemplo relató el siguiente caso: “Cierta vez uno de los pasajeros de un barco tomó un pico y comenzó hacer un orificio debajo de su asiento. Los restantes pasajeros comenzaron enseguida a retarlo, a lo que él le respondió: ‘¡Qué les importa a ustedes lo que yo hago debajo de mi asiento!, ¡yo he pagado por él! ¡Tonto! – Respondieron los pasajeros - ¡Tú has pagado por el viaje, pero no tienes derecho a perforar el barco, ni siquiera debajo de tu asiento, porque de lo contrario nos hundiremos todos!’. De la misma manera ocurre con el Pueblo Judío, ya que el comportamiento de cada uno influye sobre los demás.