jueves, 14 de marzo de 2013

Los sacrificios como muestra de gratitud del hombre al Eterno



Parashat Vayikrá
Levítico 1-5
Hafatará: Isaías 43:21-44-23

Y el Eterno llamó a Moisés y le habló desde el Tabernáculo diciéndole: “Dile a los hijos de Israel: -Cuando alguno de vosotros quiera brindar una ofrenda de ganado el Eterno, la hará de vacuno o de ovino. Si es de vacuno, será macho sin mácula..”.
La plegaria sustitye a los sacrificios que se hacían en el Santo Templo de Jerusalem./R.BEN-ABRAHAM
Esta semana comenzamos la lectura de Vayikrá o Levítico, tercer libro de la Torah. Esta porción alude a la prescripción, variedad y orden de las ofrendas de los sacrificios que se ofrecían en el tabernáculo y posterior en el Templo. El rabí Iosef Bittón expone la explicación original acerca de los korbanot o sacrificios descrita por Shamuel David Luzzato (1865). Indica que la iniciativa del korbán o del sacrificio parte del hombre. Es decir, Kaín y Hábel ofrecieron sacrificios, al igual que Noaj y Abraham. D-s no ordenó los sacrificios, pero sí los permitió.
El korbán era el medio que tenía el hombre para expresar su gratitud a D-s. El problema, según señala Iosef Bittón residía en que el hombre no podía acercar físicamente su ofrenda a D-s, si la tiraba hacia arriba, siempre volvía a caer. Esa circunstancia le llevó a descubrir que si quemaba su ofrenda, ésta se consumía y su humo se elevaba y llegaba a los cielos. De esta manera, expresaba el agradecimiento a D-s por todo lo que Él le había brindado. En la actualidad la tefilá u oración reemplaza al korbán.