jueves, 26 de marzo de 2015

Parashat Tzav

Rav Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del Rav Yerahmiel*


Si nos esforzáramos un poco en la lectura de la Torá, podríamos llegar a descubrir infinitas enseñanzas que se encuentran veladas en el texto.Durante muchos años nos acostumbramos a estudiar traduciendo y ese esfuerzo no nos permitía siquiera analizar el tema que analizábamos, excepto muchos años después. Pero, aún aquellos que aprendieron hebreo desde jóvenes y estudiaron Torá en su idioma, si no prestan especial atención, pueden pasar por alto las enseñanzas que se derivan del modo en el que están escritas las anécdotas y las mitzvot. En unos pocos versículos de nuestra parashá, -que habla de las ofrendas-, podemos aprender todo un sistema de vida, un modelo de servicio, un esquema que servirá para elevarnos moralmente, un boceto para nuestra propia vida espiritual. 
El rav Moshé Tzvi Neria de bendita memoria, citaba el pasuk de la parashá, “Manda a Aharón y a sus hijos diciéndoles que éstas son las instrucciones para el holocausto: El holocausto se quemará sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; y el fuego del altar arderá en él” (6:2) y Rashí nos dice, citando a Torat Cohanim, no hay tzav, -una orden imperativa-, sino cuando se indica que se debe proceder con la mayor velocidad. Nos enseña Rabí Shimón, no se debe perder tiempo, particularmente, cuando la demora puede provocar alguna pérdida económica. Así .A. nos ordenó ofrendar rápidamente, sabiendo qué difícil es que podamos acercarnos a la divinidad y separarnos del mundo material. Ya Mesilat Yesharim, la obra magna de rabí Moshé Jaim Luzzato, nos decía “los seres humanos desean descansar físicamente y odian las molestias, por lo que a esa clase de personas se le hará difícil el servicio divino. al que desee comer plácidamente, descansar y dormir sin que lo molesten, y no correrá a ningún lado, se le dificulta levantarse una hora antes para ir al templo, o abreviar el tiempo de su almuerzo para ir a Minjá, o para cumplir cualquier mitzvá…”.

La presteza en la faena despierta las reservas espirituales, de manera que pueden conducir las acciones. Pueden llevar al apasionamiento, que haga que el ritmo sea diferente. La prontitud debe aplicarse desde la toma de la decisión hasta el inicio de la realización, para dar paso, a que el tiempo ganado sea disfrutado en el cumplimiento de la mitzvá.
La Torá nos dice en nuestra parashá (6:13) “Esta es la ofrenda de Aharón y de sus hijos, que ofrecerán a .A. el día que serán ungidos”, pero, el cohen gadol, el sumo sacerdote, ofrenda todos los días (Ver Rashí, siguiendo la guemará Menajot 78 a), ofrecerá… por ordenanza perpetua…”. De este texto podemos aprender que el Cohen Gadol, debe sentir la misma fuerza afectiva, el mismo sentimiento que el cohen común sentía el primer día de su servicio. Debe sentir la renovación, ser como nuevo, como debutante, como si la luz le iluminara por primera vez. Si regresamos al versículo citado “El holocausto se quemará sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; y el fuego del altar arderá en él” continuando con este modelo de lectura de la Torá, podemos citar a rabí Levi que nos dice, que todo quien se encumbra con el servicio divino, merece ser “castigado con fuego”, y el midrash nos consuela en el mismo contexto que “todo aquel que actúe (en el servicio divino) en forma humilde y sumiso en este mundo, será consolado con fuego, tal como está escrito: “Y yo seré para ella--declara H’-- ``una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella.” (Zejaria 2:5). La humildad en el servicio divino, contrariamente a lo que pudiera pensarse, brinda las fuerzas del fuego, ya que se inspiran en la fuente divina.
Si nos dirigimos ahora a los versículos: “Y ustedes no comerán sangre, ni de ave ni de animal, en ningún lugar en que habiten. Toda persona que coma cualquier clase de sangre, esa persona será exterminada de entre su pueblo’” (Vaikrá 7:26-27), nos adelantan lo que estudiaremos nuevamente en Devarim 12:23 que nos prohíbe la ingesta de la sangre porque ella es el espíritu. Pese a que la Torá autorizó finalmente comer carne de ciertos animales y aves, veda severamente beber su sangre. Previene de mezclar el alimento con el espíritu simbolizado por esa sangre.
En resumen, sin que ninguno de los versículos lo exprese textualmente, aprendemos de ellos la virtud de la presteza en el cumplimiento de las mitzvot, que la misma debe ir acompañada por la suficiente humildad frente a .A. y frente a las personas, para que tenga valor y debe reprimir esa parte deshumana que llevamos dentro, para evitar que nos domine. Necesitamos la pasión de los principiantes para llegar, superando la molicie del aburrimiento. “El fuego del altar (que) arderá en él”, servía para encender el candelabro cuya luz ardía permanentemente. Ese fuego debía ser encendido con pureza. Tenemos prohibido apagar la sed de .A., nos enseñó el Rav Kuk, que arde en nosotros con fuertes llamas en el corazón.
*Rav Yerahmniel Barylka. Sinagoga Rambam. La Moraleja. Madrid.