jueves, 19 de junio de 2014

Diecutir para unir y no separar



Lectura de la Torá para Shabat 5774, Siván, 23
Shabat, 21 de junio de 2014

Parashat Kóraj
Bamidbar 16:1-18:32
Haftará: Isaías 66:1-24




16(1) Pero Coré, hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Levi, Datán y Abiram hijo de Eliab, y On, hijo de Pelet de la Tribu de Rubén se ensoberbecieron (2) y se levantaron contr Moisés, acompañados por doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, toda gente de renombre; (3) se conjuraron contra Moisés y Aarón arrostrándoles: "Os arrogáis demasiado. Toda la congregación es santa y el Eterno está en medio de ella. ¿Por qué entonces os encumbráis sobre el pueblo del Eterno?". (4) Al oir esto, Moisés se echó rostro a tierra (5) y luego le dijo a Coré y su gente: "Mañana, el Eterno hará saber quién es Suyo y quién es santo, a quién quiere a Su lado dado que el que sea escogido por Él podrá acercarse a él. (6) Esto haréis vosotros. tomaréis incensarios (7), prenderéis fuego en ellos y sobre el fuego pondréis el incienso ante el Eterno. Aquel a quien elija el Eterno será santo. Esto os bastará, hijos de Levi. (9) ¿Es poca cosa para vosotros que el D-s de Israel os separara de los demás hijos de Israel para permitiros acercarse a Él al encargaros el servicio de la morada del Eterno y la celebración de los servicios ante la comunidad?...".

Toda discusión en la que se busca la causa y se pretende aclarar algo y no tener escisiones, como cortar, dividir o separar, será productiva, en cambio, aquella controversia que conlleva intenciones que no son puras, no puede tener existencia, según se señalan nuestros sabios. La discusión de los exégetas del Talmud, según escribe el Rab. S. Yabra, como Shamai e Hilel, sirve para elevar un concepto, una apreciación, la de Kóraj (personaje de la tribu de los levitas quien quiso introducir una filosofía propia en el cumplimiento de los preceptos, sosteniendo que éstos son un medio y no un fin), no habrá de tener ni vigencia ni trascendencia.

Sobre este particular S.Yabra alude al texto del rabí Miskin, que señala lo siguiente: “Al querer imponer Kóraj su idea, negando la grandeza de Moshé Rabenu, y como gran político que era, se valió de una anécdota de su propia creación para conmover a las masas y predisponerlas en contra de Moshé; esta maliciosa anécdota decía lo siguiente: -Una viuda con dos pequeñas criaturas poseía como único sostén un campo que le dejó su esposo al fallecer, cuando quiso arar el mismo con los únicos animales que tenía, un buey y un asno, la Ley de Moshé se lo prohibió: “no ararás con buey y asno juntos”. Después de muchas penurias, logró por fin arar la tierra con un solo animal y cuando se dispuso a plantar su pequeña parcela de trigo junto con cebada, la Ley de Moshé se lo volvió a prohibir:…”tu campo no siembres híbridamente…”. Cuando se decidió por el trigo, renunciando a la cebada que tanta falta la hacía, al cosechar tuvo que dejar parte del campo para el pobre, como si ella fuera rica; cuando cosechó tuvo que dar diezmos a los levitas, cuando molió el trigo y con  la harina se disponía a hornear el pan, tuvo que dar la jalá (parte de la masa) al Kohen. Cansada de tantos problemas y despojos, vendió el campo, y con el dinero compró unas ovejas y se dedicó a la ganadería, pensando que por fin se liberó de la ley implacable pero no fue así. Cuando los animales parieron, el primerizo tuvo que dárselo al Kohen. Cuando esquiló, la primera esquila le correspondió al Kohen y así sucesivamente”.
Fue entonces que terminaba diciendo Kóraj que estas leyes son de la propia inventiva de Moshé y tendían a beneficiar a un grupo selecto de familias allegadas a él y a su tribu.
La anécdota de Kóraj, entonces, fue ideada para la polémica, sin duda alguna. De tal manera, según indican los comentaristas, se desprende la importancia de evitar discusiones, o si las hubiera, de tal suerte que sirvan para mejorar el conjunto por encima de lo individual, señalando y persiguiendo como objetivo la armonía y la paz llena de amor, las que infunden importancia a las personas de bien.