jueves, 17 de julio de 2014

Parashat Matot, no juzgar con las palabras...



Rab.Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del rabino Yerahmiel


Nos acercamos al fin de las lecturas del libro Bemidbar. En parashat Matot, estudiamos un nuevo concepto, el de los votos, -nedarim-.

Los nedarim son una figura jurídica, de las varias, que se refiere a los compromisos que una persona puede asumir frente a sí mismo. "Cuando un hombre haga un voto a H', o bajo juramento haga un compromiso, no deberá faltar a su palabra sino que cumplirá con todo lo prometido", leemos.
¿Qué hace una persona que pronuncia un voto? – Crea su propia norma. Puede prohibirse acciones, conductas y alimentos permitidos. Así como la Torá prohíbe ingerir carne de puerco o consumir conjuntamente productos lácteos y de carne, una persona puede vedarse comer frutas o beber agua. Con su palabra crea para él mismo una nueva halajá.
Los sabios del Talmud ya demostraron un sentir ambivalente a este tema. Rabí Eleazar Hakapar creía que el asceta era un pecador, pese que Rabí Eleazar lo veía un santo. Pero, la mayoría se inclinó contra los votos (Ver Taanit 11 a).
Ya el más sabio entre los hombres había enseñado en Qohelet 5:5: "Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos. No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero de D-os que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse D-os por lo que dices, y destruir el fruto de tu trabajo? Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a D-os". El Talmud Babilónico, en Nedarim 9 a, nos trae también la ambivalencia en la discusión entre rabí Meir que opina que lo mejor es no hacer votos, y rabí Iehudá que lo mejor es hacerlos y pagarlos. Pero, el Talmud de Jerusalén va más lejos y nos enseña en Nedarim capítulo 9 halajá 1: "¿Acaso no te son suficientes las prohibiciones de la Torá, que quieres sumarles otras? En Nedarim 22 a del Babilónico nos encontramos con rabí Natán quien afirma que "quien hace votos es como si construyere un altar pagano y quien los cumple es como quien allí ofrenda".
Pareciera así que la Torá no desea nuestros votos. Además, nos enseña en Devarim 30:19 que «Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes», no podía permitir que nadie conspire contra sí mismo al grado que la elección no fuera vital. Por eso no desea los votos. Pero, sabe que hay personas débiles, y por ello nos presenta la figura de los nedarim y nos da la oportunidad de anularlos. Sin su legislación muchas personas cometerían acciones más grave en su contra y no encontrarían luego salida de ellas.
Quien empieza a limitarse el goce de lo permitido, terminará violando lo prohibido.
Aquí es el momento de volver a detenernos en algunos aspectos de la personalidad de Moshé, pero, a partir de los sucesos que se precipitan cuando nuestro líder y maestro está a punto de dejar a su pueblo. ¿Por qué aparece aquí el precepto de nedarim?
En Parashat Pinjas, nuestra lectura de la semana pasada, las hijas de Tzlofjad solicitaron a Moshé gozar de los mismos derechos hereditarios que los hijos varones. En su familia no había hijos varones y sus bienes corrían el riesgo de ser perdidos.
Moshé no conoce la halajá y se dirige a H' para obtener su fallo.
"Majlá, Noa, Joglá, Milca y Tirtsá… eran hijas de Tzlofjad… Las cinco se acercaron a la entrada de la Tienda de Reunión, para hablar con Moshé y con Eleazar el cohen, y con los jefes de toda la comunidad. Les dijeron: «Nuestro padre murió sin dejar hijos, pero no por haber participado en la rebelión de Koraj… Murió en el desierto por su propio pecado. ¿Será borrado de su clan el nombre de nuestro padre por el solo hecho de no haber dejado hijos varones? Nosotras somos sus hijas. ¡Danos una heredad entre los parientes de nuestro padre!» Moshé le presentó el caso de ellas a H', y H' le respondió: «Lo que piden las hijas de Tzlofjad es algo justo, así que debes darles una propiedad entre los parientes de su padre. Traspásales a ellas la heredad de su padre. »Además, diles a los hijos de Israel: "Cuando un hombre muera sin dejar hijos, su heredad será traspasada a su hija. Si no tiene hija, sus hermanos recibirán la herencia. Si no tiene hermanos, se entregará la herencia a los hermanos de su padre. Si su padre no tiene hermanos, se entregará la herencia al pariente más cercano de su clan, para que tome posesión de ella. Éste será el procedimiento legal que seguirán los israelitas, tal como yo se lo ordené a Moshé." » Y, enseguida H' dice a Moshé: 
« —Sube al monte Abarín y contempla desde allí la tierra que les he dado a los hijos de Israel. Después de que la hayas contemplado, partirás de este mundo para reunirte con tus antepasados, como tu hermano Aharón (Ver Bemidbar 27-28).
No hay duda que Moshé había recibido un innumerable número de preguntas durante los 40 pasados años. Pero, ninguna fue registrada. ¿Acaso, es la primera vez que Moshé consulta con H'? ¿Qué tiene de particular? Si lo que se deseaba era enseñarnos esa halajá referida a los derechos de las mujeres, ¿por qué no se incluyó directamente?
Como vimos, Moshé se acercaba al final de su carrera como líder del pueblo judío y ya Iehoshúa, fue elegido para su reemplazo. La sucesión en el liderato implicaba también la búsqueda de un sistema para el desarrollo de las normas de la Halajá. "Moshé entregó la Torá a Iehoshúa", pero no quiso que el pueblo lo vea como la única fuente del conocimiento ni lo convierta en la gran enciclopedia donde en una persona estén compiladas todas las respuestas a las preguntas del pueblo judío.
La "ignorancia" de Moshé acerca de esa norma logra que haya una mitzvá que lleva el nombre de las hijas de Tzlofjad.
En ese tiempo del fin del liderazgo de Moshé, un grupo formado por dos tribus y media, llegan a la conclusión que prefieren otra tierra que la elegida por H' para el pueblo judío. Prefieren el otro lado de Iardén. Pero, Moshé de pronto percibe que hay un riesgo que una parte del pueblo llegue a abandonar a sus hermanos en la lucha por la conquista y en la vida posterior y en forma egoísta se preocupe únicamente por ella misma. Moshé, como buen líder percibe que esa decisión tampoco puede ser tomada en forma autoritaria y sin consenso. Los disidentes quedarían automáticamente fuera del pueblo si se les concede su pedido con esa facilidad.
Parece que en la otra punta del pueblo estaban aquellos que deseaban servir a H' más allá de lo pedido, más que lo ordenado, al grado de parecerse a aquellos que hacen "ofrendas en altares paganos".
Estos son los tres momentos en los que Moshé percibe que la halajá como norma superior que debe ser acatada por todos, puede salir de control. Aquí, porque unos quieren una tierra especialmente buena para ellos, un poco más lejos porque hay quienes incluso porque desean ser mejores, hacen votos que les circunscriben a nuevas normas no concedidas ni necesitadas en la filosofía judía y acullá porque hay aparentemente una laguna en la Ley que si no se responde con inspiración divina podría dar lugar a conflictos infinitos o que algunos tomen la ley en sus manos y legislen injusticias.
Llega el momento en un cambio de roles también en la legislación tal como Iehoshúa hará también en las cuestiones defensivas. Ese cambio debe ser muy claro y contundente para evitar rupturas.
Sí, dice Moshé, el judaísmo normativo es dinámico, tiene espacios para la creatividad, pero no es tierra de nadie, ni es caótico ni desordenado. Nos permite encontrar un espacio propio para el Servicio Divino. Pero, ello no significa que cada uno pueda decidir su norma personal infinitamente, ni que nadie pueda decidir desintegrarse para servir sus propios intereses sectoriales o personales, o que la propiedad sea de quien la tome por la fuerza.
Moshé abandona al pueblo. Pero, deja normas de continuidad jurídica escondidas en estos relatos.
Matot nos abre a través de esta manera de ver los últimos días de Moshé, la posibilidad profunda de no jugar con la palabra y con los votos y de no acomodar las normas según nuestros antojos.
Shabat Shalom,
Rab. Yerahmiel Barylka