Rav Yerahmiel Barulka |
Reflexiones del Rav Yerahmiel*
En esta parashá llegamos al relato de las últimas plagas. Una de ellas, fue la de la oscuridad, cuyo peso no es fácil de imaginar. Según el profeta Ieshayahu, 19:15, “ Y no aprovechará a Egipto cosa que haga la cabeza o la cola, la rama o el junco”, de acuerdo con Shemot Rabá 14,2 “, el Santo, bendito sea, los condujo a las profundidades (tehom), siendo la oscuridad tal, que “las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,”(como en Bereshit 1: 2).
La oscuridad que sufrieron
los egipcios era la oscuridad de la Gehena”. Así como nuestros sabios dicen que
la primera plaga –la sangre - golpeó el Nilo, según dice un midrash, porque los
egipcios habían “echado a los hijos de los israelitas en el mar” (Mishná Rabí
Eliezer, 19). También la plaga de la oscuridad que aparece en nuestra parashá
puede explicarse en términos de retribución.
El efecto de la oscuridad, como se describe
en la lectura de esta semana, fue que “Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se
levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus
habitaciones” (Shemot 10:23). Los egipcios, que habían esclavizado a los hijos
de Israel, negándoles permiso para que hagan el camino de tres días por el
desierto “Y ellos dijeron: El Eterno… nos ha encontrado; iremos, pues, ahora,
camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a .A. nuestro
Señor (Shemot. 5: 3), fueron castigados por una plaga que los encarceló en sus hogares,
lo que les impedía ir a ninguna parte. Los egipcios, que habían amargado la
vida de sus esclavos más allá de lo imaginable, recibieron la plaga de la
oscuridad.
La oscuridad representa la esclavitud, como
vemos en Eijá (3: 1-2): “Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo
de su enojo. Me guio y me llevó en tinieblas, y no en luz. Ciertamente contra
mí volvió y revolvió su mano todo el día”, es decir, fue sometido como la esclavitud
en Egipto (cf. Shemot 1: 11-12; 3: 7). Hay una “oscuridad sin alivio”
(literalmente, “la oscuridad sin luz”).
Si la oscuridad en el pensamiento bíblico
representa la esclavitud, la luz significa la libertad y la liberación. El
mejor ejemplo bíblico de esta metáfora está en Isaías 9: 1: “ Mas no habrá siempre
oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino
en el tiempo”…, es decir, será liberado del yugo de los gentiles. La oscuridad
que generaciones de hebreos sufrieron en Egipto se convirtió en luz brillante,
e incluso antes de salir de Egipto, durante la plaga de la oscuridad, los
israelitas experimentaron el dulce sabor de la libertad, porque “todos los
hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.” (Shemot 10: 23).
Ahora es nuestra labor seguir manteniendo
encendida esa luz. La gran luz de la libertad cuando tantos desean regresar al
Universo a las tinieblas del infierno.
*Rav Yerahmiel Barylka. Sinagoga La Moraleja. Madrid.