jueves, 11 de diciembre de 2014

La fuerza destructora de la maledicencia o de lashón hará

Rav Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del Rav Yerahmiel*



Creo que fue Ivan Krylov quien escribió acerca de la apuesta entre una serpiente y un humano, que competían sobre quién podría causar daños mayores. La serpiente segura de su triunfo, explicó sus características: “Muevo la cola rápidamente antes de atacar, después me lanzo sobre mi presa apoyando el abdomen en la parte posterior del cuerpo y le clavo mis afilados colmillos para que penetre el veneno que destruye las proteínas causando graves daños a todos los tejidos y afecto el componente de la sangre que permite la coagulación gastando en la formación de microcoágulos. Al bajar la cantidad de fibrinógenos, la sangre se vuelve incoagulable causando muerte por hemorragia”. El humano le contestó, que a través del Lashón Hará, “los daños que causa mi lengua son mayores que los de la tuya, porque para que tú puedas matar, necesitas tener la víctima al alcance de tu cuerpo, mientras que yo lo hago incluso a personas que están en otros continentes. Estoy en Europa y puede destruir a quienes residen en América o en Asia”.
“Ésta es la historia de la familia de Iaacov: Iosef tenía diecisiete años y apacentaba las ovejas con sus hermanos;… e informaba a su padre de la mala fama de ellos” Bereshit 37:2. Rashí ilustra diciendo que todo el mal que veía en sus hermanos le relataba a su padre. El midrash en nombre de rav Shemuel bar Najmán dice, que la maledicencia asesina a tres: al que la pronuncia, al que la oye y aquel acerca de quien se habla. Por ello dicen nuestros sabios que dos justos fueron castigados por la calumnia y ellos son Iaacov y Iosef. Iosef estuvo en la cárcel 12 años, y Iaacov que la oyó, perdió la capacidad de profetizar durante 22 años.

De esta parashá aprendemos uno de los capítulos más tristes de la historia de nuestros predecesores, cuyo final es bien sabido por todos.
Nuestras Escrituras nos brindan otros ejemplos de cotilleo y chisme y de sus daños: Hamán, no percibió que Mordejay que no se prosternaba ante él, hasta que fue delatado, como leemos en la Meguilá en Ester 3:4. El midrash dice que Faraón no pensaba esclavizar a los judíos hasta que su asesor Bilám le “informó” que tramaban unirse a los enemigos de Egipto. Acerca de los exploradores enviados por Moshé, nos dicen la Guemará en Arajin 15 b, en nombre de rabí Eleazar ben Parta “miren cuál es la fuerza del Lashón Hará, que los exploradores hablaron sobre los árboles y las piedras y fueron castigados, (por lo que se aprende que) quien hable mal de su amigo necesariamente recibirá mayores escarmientos todavía”.
No aprendimos de lo que sucedió con Iosef, ni de otros casos de las historias personales y familiares, cercanas y lejanas. En tiempos de medios de comunicación social al alcance de niños y mayores, somos conscientes de esos daños.
Todos sabemos qué hacer para evitarlos.
Shabat Shalom,
Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam de Madrid