Rav Yerahmiel Barylka. |
Reflexiones del Rav Yerahmiel*
No importa cuántas veces leamos esta parashá y regresemos a atestiguar la salida de Egipto, siempre estaremos envueltos por un aire de cierta euforia. Logramos liberarnos de la esclavitud de la que fuera la nación más poderosa del mundo, pero la alegría no es completa. Todavía nos faltaba y todavía hoy carecemos de la fuerza conquistarnos a nosotros mismos. No en vano tuvimos que vagar por el desierto del Sinaí cuarenta años. El maná nos permite reflexionar, acerca de la actitud de algunos (según nuestros sabios Datán y Aviram) que conspiraron contra las órdenes de Moshé.
El primer ataque de Amaleq (Shemot 17: 1) se produjo justo antes de la llegada del pueblo judío al Monte Sinaí, en un lugar llamado Refidim, término que según nuestros maestros tiene un significado espiritual. Rabí Janina dijo: “Le pregunté a Rabí Eliezer... ‘¿Qué significa Refidim?’ Él me respondió: “Ese es su nombre.”...Rabí Yehoshúa dijo: “[Significa que] se convirtieron en débiles (reefu) en lo relativo a la Torá.” (Bejorot 5b). Y es por eso que Amaleq los atacó (Rashí).
Amaleq se identifica con la duda, que solo triunfa en un entorno falto de fe. Amaleq es como una bacteria espiritual. Las bacterias no crecen en un ambiente estéril, sino en los que se han convertido en contaminados e infectados. Si comienza a fallar el sistema de la esterilidad las bacterias crecerán y se extenderán como reguero de pólvora… Mientras el pueblo judío se mantiene en contacto con la Torá, mantiene su “frescura”, y el entorno es espiritualmente “estéril”. En esas condiciones Amaleq se mantiene a raya. Sin embargo, como el Talmud deja claro, si los judíos abandonan su cercanía a la Torá, Amaleq crece como “reguero de pólvora”, y causa daño.
Esto fue exactamente lo que sucedió en el desierto, como explica el Talmud: “Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de .A., y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese.
Y altercó el pueblo con Moshé, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moshé les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a .A?” (Shemot 17: 1-2) La guemará nos enseña que no hay “agua”, con excepción de la Torá. (Baba Kama 82a). El agua de la Torá nos brinda un alto nivel de claridad intelectual y espiritual. Amaleq es la antítesis de ello. “Por cuanto la mano de Amaleq se levantó contra el trono de .A, .A. tendrá guerra con Amaleq de generación en generación.” (Shemot 17:16). La pregunta es, Refidim ¿fue la causa o el síntoma del problema? Si revisamosSi revisamos la parashá un poco, nos encontramos con que el episodio previo a este incidente fue la queja por el maná, el pan celestial que cayó cada día a lo largo de los cuarenta años en el desierto: “Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán” (Shemot 16:35). Curiosamente, la palabra המן (el maná) y Hamán comparten la misma ortografía hebrea: -ה-מ-ן . Amaleq, fue el ancestro tribal de Hamán. La correlación es sutil, pero es más que una coincidencia.
.A. le dijo a Moshé: “He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.” (Shemot 16: 4-5).
De los versículos anteriores, podemos ver que el milagro de la doble porción había cogido el pueblo judío y a sus líderes por sorpresa. No supieron comprender ni reaccionar.
No es de extrañar entonces, que la misma nación que había diezmado a los egipcios, el pueblo más poderoso del mundo en ese momento, sin siquiera mover un dedo, ahora tuvo que luchar contra una nación pequeña levantando las armas convencionales para la batalla. Y no es de extrañar entonces, que el poderoso líder, que había sido el vehículo para destruir esa poderosa nación, ahora tenía que caminar penosamente por la montaña, y permanecer con los brazos en alto para derrotar a Amaleq, y con la ayuda de otros… El mensaje es muy claro: cruzar el umbral espiritual en el mundo por encima de la naturaleza, nos hubiera vueltos invulnerables a los Amaleq. Permanecer en el mundo físico de Amaleq, y estar sujeto a las dudas, era caer en brazos de quienes desean aniquilarnos. Si bajamos nuestras defensas morales cualquier enemigo nos derrota. Si las elevamos, triunfaremos en todos los encuentros con quienes desean acabar con nosotros. En ese entonces perdimos la oportunidad para cruzar ese umbral, tal vez para siempre. Fue una oportunidad que no fue aprovechada por la Generación del Desierto y Amaleq fue el resultado. Esto fue lo que llevó a la falta de agua, es decir, la falta de la Torá y la duda resultante, a la guerra contra Amaleq.
Si sabemos qué produjo el problema podemos revertirlo y salir triunfantes.
*Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam. La Moraleja. Madrid.