viernes, 20 de febrero de 2015

Convocados a levantar nuestro propio santuario


Somos convocados a levantar nuestro propio santuario como nuestros ancestros lo fueron para construir su Mishcán (1), según señala en su mensaje para este Shabat, el rav Yerahmiel Barylka, de la Sinagoga Rambam de Madrid.
Explica que "la parashá nos induce a concebir en este momento a nuestras comunidades, nuestros hogares y nuestras vidas privadas como si alzáramos un tabernáculo. A erigirlo, al igual que el del desierto, con madera y metales preciosos; como el jesed: gracia, encanto; favor, merced, caridad, altruismo, y eneficencia, esperanza y fe en el futuro; inspirados por la Torá".
“Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano; y bienaventurados son los que la mantienen”, repetimos, citando Proverbios 3:18. Aspiramos poder regresar del mundo que hicimos imperfecto al Jardín del Edén, para permitir una humanidad perfeccionada que pueda comer el fruto del árbol de la vida eterna.
El rav Yerahmiel Barylka añade que "el rabino Shimshon Refael Hirsch explica que la madera se diferencia de los otros materiales porque crece, es dinámica como los seres humanos. Asciende y se desarrolla. Nos invita a no permanecer estáticos, a salir del estancamiento, de la repetición de conductas vacías, de aferrarnos al pasado. A pensar que si siempre hicimos las cosas de una manera, tenemos prohibido cambiarlas para mejorarlas y mejorarnos".
"El oro es duradero y dotado de hermosura, y representa los valores de la Torá. Tenemos principios que no cambian, pero tenemos que crecer y desarrollarnos en ellos como un árbol. El judaísmo no es sólo aferrarse al pasado, sino mirar hacia el futuro y crecer en nuestras virtudes", agrega.
Añede, por otro lado, a modo de corolario, que "debemos revestirnos, al mismo tiempo por dentro y por fuera con el oro de actitudes, integras, honradas e incorruptibles para que el crecimiento y el desarrollo puedan ser inobjetables".

(1). Tabernáculo.