Rav Yerahmiel Barylka. |
Reflexiones del Rav Yerahmiel*
Rashí (Shemot 28: 15,30) explica que el joshen, uno de los elementos de la ropa del Cohen Gadol tiene que ver con el mishpat (juicio). El pectoral del Sumo Sacerdote de Israel es conocido como pectoral del juicio, JOSHEN MISHPAT, y ayudaba a determinar culpabilidad e inocencia. Muchos años después una de las cuatro secciones del Shulján Aruj fue llamado Joshen Mishpat.
El joshen estaba unido al efod, y confeccionado con el mismo material. Cada joya que lo conformaba, está enmarcada en oro. El pectoral debía ser formado por dos piezas rectangulares iguales de tela - que sugiere que su aspecto era como un chaleco sin espalda con un bolsillo interior para contener el Urim y Tumim.
Rashí identifica, pero no explica por completo, los detalles de la conexión entre el joshen y el aparato de justicia.
Los alumnos del Gaón de Vilna, distinguen entre lo que ocurrió antes y después del pecado del becerro de oro y la gran caída espiritual que causó.
El joshen quedó sin “mishpat”.
Shlomó trató de regresar a la nación a su nivel espiritual anterior al pecado del becerro. Por lo tanto, hizo cuatro querubín en lugar de dos. Del mismo modo, la Guemará (Rosh Hashaná 21b) dice que Shlomó buscaba juzgar a las personas en base a los dictados de su corazón, sin necesidad de testigos o advertencias. Sin embargo, una voz del cielo le advirtió que no lo hiciera.
Antes de que el becerro de oro, los Hijos de Israel estaban en un nivel en el que podían utilizar el joshen mishpat que estaba sobre el corazón de Aarón para determinar la verdadera justicia milagrosamente. El nivel de Aarón, que habría permitido esta hazaña, derivaba del alto nivel de la nación, que era similar a la de Adán antes de su pecado. Pero, perdimos ese nivel.
Cuando nuestro pueblo comete errores y pierde su santidad, no puede aspirar a encontrar milagrosamente la justicia. El rey sabio se equivocó al pensar que su intuición y su sapiencia estaban por encima de los procedimientos legales establecidos por la ley de la Torá.
Esta es una enseñanza también para a nuestro tiempo. Muchas veces nos creemos superiores a la ley y pretendemos que nuestro sentido común nos inspira dándonos fuerza para evitarla. Lamentablemente ello no es posible. La única manera de hacer justicia es ateniéndonos a la letra y al espíritu de la norma y a los procedimientos formales que establece. Sólo así nos salvamos de cometer errores que pueden afectar gravemente al otro. Si aceptáramos este principio podríamos regresar, obviamente con mucho esfuerzo a las alturas que teníamos antes del pecado del becerro de oro y reencontrarnos con la inspiración divina que nos pueda conducir hacia la justicia verdadera.
El joshen tuvo después otros propósitos para servir, pero ya no era relevante para impartir mishpat.
Ahora, sólo pueden ser utilizadas las pruebas que se basan en la lógica estricta o testimonios válidos.
Esa es la única manera de recibir justicia y de impartirla, sin prejuzgar a nadie previamente para el bien o para el mal.
*Rav Yerahmiel Barylka. Sinagoga Rambam. Madrid.