Mensaje de Pesaj del Rav Yerahmiel Barylka*
El pesimismo es el jametz que Pesaj pretende borrar de nuestras almas.Cuando finalicemos la revisión de nuestros espacios físicos y espirituales para dejarlos totalmente limpios de todo vestigio de jametz, podremos hacer aflorar nuestra capacidad para crear las condiciones para nuestra realización personal como judíos y prepararnos para la Gueulá.
El año que viene en Jerusalem./RAFAEL BEN-ABRAHAM BARRETO |
Pesaj, exige de nosotros un compromiso con nuestra responsabilidad religiosa para servir a nuestro pueblo y a nuestra comunidad en su conjunto.
En la base de la identidad judía se encuentra la creencia de que la historia cambia y el destino individual puede ser anulado. No estamos predestinados: nuestro D's nos impulsa e encontrarnos primeramente con lo mejor de nosotros
mismos, para que luego por ese camino nos acerquemos a Él.
"Dayenu", nos permite no solamente ver lo positivo incluso en lo que aparentemente es insuficiente, sino también aprender a sumar muchas líneas a la canción, para ir de Dayenu en Dayenu hasta que seamos no sólo libres, sino también hasta que se cumplan todas nuestras legítimas aspiraciones.
Todavía tenemos que anhelar a más, ser más.
Terminamos el Seder con las palabras: "El año que viene en Jerusalén", frase que simbolizaba durante casi 2.000 años el compromiso para evitar la desesperación y definir la vida a través de esa aspiración. Ahora podemos hacerlas realidad. La Tierra donde somos protagonistas de nuestra historia nos espera con los brazos abiertos.
La salida a la libertad fue el primer paso para recibir la Torá y con ella a cuestas ingresamos a Israel.
Al celebrar este año alrededor de la mesa del Seder podremos agregar una pregunta: ¿Cómo podemos hacer que este año sea diferente de todos los otros años? ¿Cómo podemos asegurar que el judaísmo se transforme de un muro que nos divide en un puente que nos una? ¿Cómo podemos incluir esperanza en nuestra conciencia nacional? La Redención no es una construcción filosófica o teológica abstracta, sino un ajuste fino del alma humana que nos ayuda a amar más y ser más sensibles, para ello hay que trabajar a diario.
Al quitar el jametz estamos dando el primer paso.
Jag Casher Vesameaj,
Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam de Madrid.