Rav Yerahmiel Barylka. |
Reflexiones del Rav Yerahmiel*
Capacitar a los niños a formular preguntas, particularmente las más difíciles, es un principio fundamental de la educación judía. Hemos enseñado a nuestros niños pequeños a recitar bendiciones y a seguir los rituales desde edad temprana, a pesar que no tenían la capacidad de comprender qué es lo que estaban diciendo o haciendo. El objetivo era permitir que incorporen a su conocimiento y a su corazón la presencia divina y las oraciones de manera cotidiana, según su capacidad.
La Guemará en Pesajim nos explica que ciertas acciones que hacemos durante la noche del seder son añadidos con la intención de mantener la participación de los niños en forma muy activa a partir de su curiosidad. De esa manera podremos conectarlos a la experiencia del éxodo de Egipto. El niño que más pregunta, es probablemente el más creyente aunque sus preguntas parezcan atrevidas a los oídos de los mayores. A través de ellas está desarrollando un juego de aprendizaje fundamental que consiste en no realizar sistemáticamente aquellas acciones que están lejos de su comprensión. De esta manera nutriendo su alma, durante todo el año y particularmente en el seder se anima a hacer pregpreguntas y hablar abiertamente de lo que significa la fe, la creencia, y la confianza en .A. Los niños que no preguntan o cuyas preguntas se ignoran y evitan se convertirán después en los adultos que cumplen los rituales sin comprender su sentido, muchas veces desconectados de la experiencia de percibir la presencia divina en lo cotidiano. En 1995 se publicó un estudio de investigación que encontró que los niños, independientemente de la etapa del desarrollo cognitivo en que se encuentran, tienen la capacidad de comprender y aprender acerca de la fe en .A. A pesar de ello, muchos padres tienen miedo de discutir el concepto de Di-os con sus hijos porque no se sienten capacitados para responder adecuadamente a sus preguntas.
Sin embargo, podemos aprender del himno Ein K’Elokeinu, - no hay nadie como nuestro יד לרמב”ם Di-os , que debería preguntarse previamente, ¿Quién es como nuestro Di-os? Sin embargo, la oración se abre con la respuesta porque sienta las bases de la fe y luego continúa: No hay nadie como nuestro Dios, No hay nadie como nuestro Señor, No hay nadie como nuestro rey, No hay nadie como nuestro Salvador y recién después: ¿Quién es como nuestro Di-os? ¿Quién es como nuestro Di-os? ¿Quién es como nuestro Rey? ¿Quién es como nuestro Salvador? Pero, también en el himno, primero declaramos lo que creemos y y sentimos y luego exploramos con nuestras preguntas nuestra propia fe. En el Seder el Rasha obvia descaradamente cualquier pregunta acerca de Di-os. Ignora por completo su existencia. Por otro lado, es el Jajam quien se esfuerza por saber más sobre Hashem. Preguntar no es un falta de fe - es una declaración de la sed de saber más.
El éxodo es una Lección de Fe. En la Hagadá no encontramos a Moshé para no imaginarnos que él fue quien nos liberó y no la mano de Di-os. Más que el mensaje de libertad, la esencia de Pesaj es ver a .A. en las páginas de la Hagadá y apreciar el amor que Él tiene hacia nosotros. Cuando festejamos el seder, no hay mejor momento que las preguntas que tendrá casi todo niño. En nuestra generación los niños tienen acceso sin restricciones a la búsqueda de sus propias respuestas en las redes electrónicas. En la noche del seder debemos tener muy claro cuidarnos de enredarnos en las minucias infinitas de las
interpretaciones para dar lugar a las respuestas a las preguntas de la vida.
Así los adultos podremos ejercer la responsabilidad de pasar la antorcha libertaria a la próxima generación, y despertar la auténtica fe en nuestro Creador.
Jag Casher Vesameaj,
Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam. La Moraleja. Madrid.