Rafael Ben-Abraham Barreto*
El terrorismo yihaidista, la inmigración ilegal y la energía centraron la agenda de trabajo de la Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea y la ribera sur del Mediterráneo celebrada, recientemente, en Barcelona (España), bajo los auspicios de la Comisión Europea, el Gobierno de España y Letonia, en calidad de país que ostenta la presidencia semestral de la UE, y que congregó además Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Autoridad Nacional Palestina, Israel, Jordania y Líbano.
Un encuentro al que asistieron
representantes de alto nivel de 36 países precisamente pocos días después de la
detención de once personas integrantes de una célula terrorista islámica que
planeaba perpetrar atentados en Cataluña y en la que actualmente la Unión
Europea estudia la posibilidad de reconsiderar la política de vecindad con los
países orientales y meridional de la Unión Europea con el fin de obtener una
mayor eficacia, previa consulta sobre el particular con los países afectados.
La
preocupación se centra en lo que parece imparable ascenso del autodenominado
Estado Islámico o Califato del Levante de Irak y sus múltiples ramificaciones
diseminadas por Oriente Medio y el continente Africano del que sobresale la
organización Boko Haram, y ni que decir tiene de los grupos que operan y/o
gobiernan en Líbano y Gaza, Hezboláh y Hamas, que muy bien pudieran ser primos
hermanos de los que actualmente se pretende perseguir y eliminar. Hay que tener
en cuenta que España y Gran Bretalña aún restañan las heridas de los sendos
atentados terroristas del 11 de marzo de 2005 y 7 de julio de 2005; Francia, el
ocurrido en enero de este año contra semanario Charlie Hebdo y la tienda Kosher
de París, por citar algunos ejemplos.
Resulta
contradictorio, que la Unión Europea se esfuerce por combatir toda forma de terrorismo que me parce loable, pero
no tanto que, al mismo tiempo, mantenga una posición beligerante contra el
legítimo derecho de Israel a defenderse contra los reiterados ataques con el
lanzamiento de cohetes contra la población y objetivos civiles civil casi a
diario, pero muy especialmente, aquellos que dieron lugar a la operación Marco
Protector del verano del pasado año. Una acción consecuencia del lanzamiento de
miles de cohetes desde Gaza hacia Israel que no fue comprendida en el exterior,
si no que le valió infinidad de críticas y acciones de condena en los foros
internacionales, concretamente, en el Consejo de Seguridad de la ONU, que no
prosperaron gracias al veto de Estados Unidos. La ambigüedad y titubeos con
respecto a la crisis siria resultan escalofriantes. Y los hay que se prestan a
organizar flotillas de la libertad con rumbo Gaza, pero nadie mueve un palo,
por ejemplo, en dirección a Siria, Irak, Afganistan, Pakistán o África, con la
misma vehemencia con que arremeten contra Israel.
De
auténtico escándalo se podría calificar el doble rasero con que se mide el
hecho de quién ataque de forma gratuita a la población palestina en un campo de
refugiados de Siria por parte del Estado Islámico o de que Israel emplee la
fuerza contra un agresor como Hamás o la Yihad Islámica.
Hoy está
en juego el modus vivendi de la civilización occidental frente al empuje de un
islamismo pujante y emergente y es que Europa, muy a pesar, ha alimentado el
huevo de la serpiente, y no sería de extrañar que un día veamos ondear en su
suelo la bandera negra y no la de los piratas, por cierto.
Los
países europeos que mayor población musulmana concentran son Francia, con 4,7
millones; Alemania, con 4,1 millones; Gran Bretaña, con 2,8 millones; Italia,
con 1,5; y España, con 1,2 millones. La suficiente como para detentar
influencia o alcanzar cotas de poder en las instituciones a través de las
urnas, pero esto ya forma parte de otra reflexión.
Que
nadie se lleve a engaño, Estado Islámico, Hamas, Yihad Islámica. Boko Haram, y
Al Qaueda tienen un patrón y objetivos comunes, no sólo destruir a Israel, sino
el sistema de vida occidental, basado en el Estado de Derecho, las libertades y
la democracia. Si Israel cae, detrás vendrá Europa y el resto del mundo.
*Periodista y editor.