martes, 28 de abril de 2015

La cuenta del Ómer y la recepción de la Torá

Rav Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del Rav Yerahmiel*


El rabino Shlomo Riskin  de la ciudad de Efrat, comenta el versículo de nuestra parashá, “para que no participes de su pecado” y nos convoca a razonar, reocupado por la “hemorragia” poblacional que, excepto en Israel, afecta a todo el pueblo judío. Para inspirarnos a permanecer dentro o regresar a nuestro pueblo, nos ofrece algunas meditaciones. 
Hemos celebrado Pesaj y estamos “contando” cada día hacia la festividad de Shavuot. El término hebreo para el conteo es sefirá, una palabra llena de significado. Su raíz hebrea, es sapir - el deslumbrante azul - como la Torá nos relata inmediatamente después de la revelación en el Sinaí: “Y subieron Moshé y Aarón, Nadav y Aviú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno.” (Shemot 24: 9-10). En hebreo “sefirá” (contaje - zafiro) también se asocia con el sipur sustantivo hebreo, que significa cuento (también en español relato-conteo se asocian), tal como dice el pasuk una historia, una re-conteo - la esencia misma de la experiencia de la noche del Seder de Pesaj: “Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que .A. hizo conmigo cuando me sacó de Egipto... “(Shemot 13: 8.) Los israelitas entraron en Egipto como una familia, los 70 hijos de Jacob. De ahí que el relato de la historia de nuestra esclavitud y la redención final es el relato de la historia familiar. Una nación es una familia con mayúsculas: en una familia, hay recuerdos familiares de los orígenes; en una familia hay un sentido de comunidad y la unión de la comunidad; en una familia hay alimentos y costumbres especiales, fiestas y celebraciones especiales; en una familia hay valores e ideales, que enseñan lo que es aceptable y lo que es inaceptable, en la familia hay una mayor sensación de un destino compartido.

“Eda” -literalmente testigo- es la palabra bíblica para la comunidad, y cada comunidad intenta recrear una colegialidad familiar. La relación dentro de la familia es de el uno hacia el otro y como tal se conecta a Di-os. Los ritos familiares de convivencia se rigen en gran medida por las costumbres familiares y no por un código legal divinamente ordenado. En el primer Pesaj todavía no habíamos recibido nuestra Torá, y aún no habíamos entrado en nuestra Tierra Prometida.
El sacrificio de Pesaj (Shemot 12) hace hincapié en nuestra voluntad de sacrificio por nuestra libertad de la esclavitud - el sacrificio del cordero, era un acto desafiante de rebelión contra la idólatra sociedad egipcia - y da fe de nuestra creencia inflexible en la libertad humana y la redención incluso antes de que nos convertimos en una fe ordenado en el monte Sinaí. Los alimentos, las historias y las canciones especiales definen y marcan la naturaleza del evento.
Una de las maneras de detener la hemorragia que nos debilita es cuidar la integridad judía de nuestra familia rescatando esos elementos básicos. De allí, fortalecemos a todo nuestro pueblo.

*Rav Yerahmiel Barylka. Sinagoga Rambam. Madrid.