Fue mi rosh yeshivá de bendita memoria, quien interpretó la frase de los exploradores (de Bemidbar 13:33) que reportaron que "Hasta había gigantes, los descendientes de Anac. ¡Al lado de ellos nos sentíamos como langostas y así nos miraban ellos!», diciendo, que quien se busca ver a sí mismo en la pupila del otro, se ve como energúmeno de no mayor tamaño que un saltamontes.
Humildemente me permito agregar que quien busca saber qué es y quién es a través de la prensa -"el ojo"- del otro, no puede notarse más que como un pusilánime frente a gigantes. Pero, "ellos" ya en ese tiempo, dieron muestra del odio larvado contra los israelitas cuando "así nos miraban" como langostas, que, en manada vendríamos a apropiarnos de sus bienes, cuando nunca pensamos quitarles ni un pétalo de alguna de las mustias hierbas de su pertenencia.
Así en época de Moshé, así en la nuestra. Ni en aquel entonces ni hoy, podremos residir en Israel luchando a través de tácticas convencionales.
Nuestra autoestima es la que nos dará el triunfo, cuando seamos conscientes
que necesitamos de la asistencia divina.
Gozamos de la historia, para equiparnos con la fibra moral para resistir las acusaciones de la comunidad internacional, y saber que nuestra fuerza surge
básicamente de nuestra fe. Si dejáramos de mirarnos en sus pupilas recuperaremos la proporción de nuestro tamaño y fuerza. Nuestros ojos y nuestros corazones deben elevarse a .A. creador del cielo y la tierra.
Shabat Shalom.
Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam. Madrid.