jueves, 25 de junio de 2015

Rav Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del Rav Yerahmiel Barylka*



En la Mishná de Rosh Hashaná (3.8) leemos: “Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec” (Shemot 17:11). ¿Cómo podrían las manos de Moshé determinar la victoria o la derrota en la guerra? Más bien, es para indicar que cuando los israelitas elevaban sus ojos hacia lo alto y sus corazones se subordinaban a su Padre Celestial, predominarían. Y si no lo hacían, sucumbirían. Del mismo modo, la figura del serafín montada a lo alto, que los mordidos por las serpientes miraban, se recuperaban (Bemidbar 21: 8). ¿Acaso la serpiente causa la muerte o da vida? Cuando nuestros antepasados miraban hacia arriba y hacían sus corazones serviles a su Padre Celestial eran sanados, y si no, iban a perecer.
Esta reflexión incorpora varias preguntas retóricas, de las que citaremos las dos referidas a las serpientes. “Y .A. envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel… Entonces el pueblo vino a Moshé y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra .A., y contra ti; ruega a .A. que quite de nosotros estas serpientes. Y Moshé oró por el pueblo. Y .A. dijo a Moshé: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.” (Bemidbar 21: 6-8).
¿Puede una serpiente causar la muerte? ¿Puede dar vida? La “serpiente que causa la muerte” son las serpientes serafín, y la “serpiente que trae la vida” se refiere a la serpiente de cobre. La Mishná establece una analogía entre las cuestiones relativas a las manos de Moshé y las cuestiones relativas a las serpientes.

Es difícil entender cómo una serpiente de cobre podía sanar a una persona que la mirara; incluso cómo una serpiente es capaz de causar la muerte. Los sabios, explicaban las mordeduras de serpientes como un fenómeno sobrenatural. Incluso en el Tanaj se encuentra la idea de que una mordedura de serpiente es una especie de encantamiento, logrado por la serpiente a través de su lengua: “Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios.” (Tehilim 140:4.), “Veneno de áspides chupará; lo matará lengua de víbora.” (Iov 20:16), “ Si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador”(Qohelet 10:11). También la palabra “adivino” (Menajesh), se refiere a una especie de brujería y es lingüísticamente cercana al nombre hebreo de la serpiente (Najash), lo que indica una conexión entre las serpientes y la hechicería.
Los sabios, también, se asombraron de la potencia de las serpientes y preguntaron en el Talmud de Yerushalaim Peá 1.1. “¿Cómo es que muerde una extremidad y todos los miembros se ven afectados?”
Las respuestas se dividen en dos categorías: Una es que una mordedura de serpiente es un acto de brujería. Así se desprende de las declaraciones en el Talmud de Jerusalén, Berajot 5.1: “¿Qué hace un havarbar (una especie de lagarto rayado, palabra que también puede traducirse hechicero)? Cuando pica a una persona, si la persona llega al agua primero, la havarbar muere; pero si el havarbar alcanza el agua en primer lugar, la persona muere. “De acuerdo con esta creencia, el agua contrarresta la brujería en la mordedura del reptil, del mismo modo que contrarresta otros tipos de brujería” (cf. Sanedrín 67b).
Alternativamente, la serpiente se presenta en muchas homilías como un ángel de la muerte, enviado por el Santo, bendito sea, para castigar a las personas por sus pecados, sobre todo por las faltas de la lengua. El poder sobrenatural de la serpiente se compara con el poder de la persona que calumnia: “La persona que calumnia dice algo aquí, y mata a alguien en Roma; y el que habla en Roma, mata en Siria”.
Una disputa sobre la fuente del poder de la serpiente subyace en la historia en la Guemará (Berajot 33a) sobre el rabino Janina ben Dosa, que había matado a una serpiente (llamada arod): “Él les dijo (a sus alumnos): Observen, mis hijos, que no es el arod el que causa la muerte, sino la falta, la que provoca la muerte. En ese momento dijeron: ¡Ay del hombre castigado por un arod, y ¡ay del arod devastado por Rabí Janina ben Dosa.
Rabí Janina estaba tratando de convencer a los alumnos que una serpiente no va a matar a una persona a menos que él haya pecado; por lo tanto, la muerte de la serpiente no era otro que el “natural” resultado del hecho de que el rabino Janina no tenía pecados. Los alumnos, sin embargo, no estaban de acuerdo con él, y preferían interpretar que la serpiente no lo asesinó debido a los poderes mágicos de Rabí Janina, que a sus ojos eran similares al poder mágico de la propia serpiente. También en aquél entonces había personas que preferían creer en los elementos mágicos, sin comprender el sentido hiperbólico de los textos sagrados que intentan ser didácticos.
La lectura de las serpientes de esta semana, ha aclarado la escena que permite percibir al reptil como instrumento del Omnipresente (Bemidbar 21: 5-6.): ...”Y habló el pueblo contra .A. y contra Moshé: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y .A. envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel”.
Es claro aquí que las serpientes serafines no son otros que los agentes divinos de destrucción “Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban” (Ieshayahu 6: 2), causaban la muerte por las malas palabras que el pueblo pronunciaba pecaminosamente. En este caso podemos entender fácilmente la declaración en la homilía que, como dijo el rabino Janina ben Dosa, no es la serpiente, sino el pecado, que causa la muerte. En el caso de las faltas como la maledicencia, son más letales que la serpiente más venenosa. Ya lo dijo Shlomó Hamelej en Mishlé 18:21, “La muerte y la vida están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de sus frutos”.

*Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam. Madrid.