viernes, 13 de mayo de 2016

El impacto de la pérdida de seres queridos

Lectura de la Torá para Shabat, 6 de Iyar de 5776

Shabat, 14 de mayo de 2016
Parashat Kedoshim
Vayikrá 16.20
Haftará: Ezequiel 20.2-20 (Sef)
Amós 9:7-15 (Ash)

“Y habló el Eterno a Moisés después de la muerte de los hijos de Aarón, cuando se acercaron frente al Todopoderoso y murieron)".
Como es sabido, fue tras la inauguración del Mishkán o Santuario del Desierto, que dos de los hijos de Aarón, Nadav y Abihu, fueron consumidos por el fuego divino, al ofrecer un incienso en el Sancta Sanctorum sin permiso previo. El profesor Mario Suli se pregunta acerca de este suceso justo en un día tan señalado para el Pueblo de Israel, en gente de tan relevante categoría como eran los descendientes directos de Aarón el Sumo Sacerdote o Kohen Gadol, y primordialmente en quienes no habían pecado en su vida, dado que eran muy jóvenes. Se pregunta qué tan grave falta fueron a enmendar y por qué Aarón, su padre, debió sufrir la pérdida física de sus dos hijos.
Tal como señala el Zohar Hakadosh en la parashat Vaiakhel: “No se consagra el Mishkán del desierto hasta que fue inaugurado junto con el Tabernáculo Celestial”. Es decir, que en el ámbito celestial y en las dimensiones que operan más allá de las coordenadas del timpo/espacio también se instauraba un  Santuario. Fue necesario entonces para el mismo, Kohanim de la más pura estirpe. Y, ¿quién mejor que estos dos jóvenes hijos de Aarón con la pureza de su propia juventud? Al respecto, Mario Suli escribe: “Por lo mismo son elevados a través de un fuego Serefat Neshamá vehaguf kulam, siendo así que Aarón su padre recibe la infausta con aceptación, sabedor de que se trasladaron a un mundo superior para tan sagrada misión. De ahí lo que relata el Pasuk “Vaidom Aarón” y  calló Aarón, es decir, asumió lo profundo del suceso que no fue más que un medio para tan sublime finalidad”.