Los tres párrafos que dan comienzo a la parashat que leemos esta semana (Devarim 21:10-25-29) tratan de situaciones familiares únicas, es decir: el soldado que se enamora de una chica enemiga, el hombre que tiene dos esposas, una amada y otra despreciada, y el hijo rebelde, según escribe el rabí Sam Kassim.
"Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos y que el Eterno los entregue en tu mano y que tomes cautivos, y que entre ellos, veas a una mujer hermosa y que la desees, la tomarás por mujer. La llevarás a tu casa, ella se raerá los cabellos y se cortará las uñas, se quitará la vestidura de su cautiverio, se quedará en tu casa y llorará por la pérdida de su padre y su madre durante un mes entero...".
Agrega en su comentario que “en tiempos pasados estas
situaciones eran muy raras. Sin embargo,
en la actualidad podemos realmente comprender la Torá. Hoy en día en
Israel existen algunos judíos que brindan tratamiento especial a prisioneros de
origen no judío. Contamos además en Israel con una institución de segunda
“esposa” cuyos derechos están protegidos por ley. Y, finalmente, predominan los
chicos rebeldes que eligen no seguir los pasos de sus padres”.
“D-s nos dice-añade-cómo conducirnos con las situaciones
presentadas arriba y esto asegura la preservación de la sociedad que se rija de
acuerdo a la Torá y esté basada en el mutuo amor, paz y tranquilidad. Una
parashat tan repleta de mitzvot, ubica a la familia cono sine qua non ante los
demás preceptos que aparecen en el capítulo, para decirnos que debemos reforzar
nuestros lazos familiares, nuestros lazos comunitarios, nuestra tradición
sefaradí y nuestra herencia judaica para garantizar la perpetuidad del Judaísmo
en las generaciones futuras”.