jueves, 13 de noviembre de 2014

La vida de Sará

Yerahmiel Barylka. 

Reflexiones del Rav Yerahmiel*


Pese a las dificultades a las que tuvo que sobreponerse, Sará logró una vida plena y gratificante en la que supo sumar innumerables buenas acciones. Ayudó a Abraham con su devoción a hacer Jesed -favores con cortesía, servicio, caridad, altruismo, beneficencia con bondad, afabilidad, amabilidad, misericordia, clemencia, y compasión-. abriendo su casa a tantas personas como le fue posible.

El Zohar nos hace una analogía poética entre estos patriarcas y la santidad de
las ciudades de Yerushalaim y Hebrón. Me’arat Hamajpelá, la cueva de los patriarcas es una copia de Yerushalaim. Yerushalaim es el lugar que une el cielo y la tierra; que conecta el mundo físico con el mundo espiritual y Hebrón es el punto de conexión con el Jardín de Edén y las almas en su camino al otro mundo.
En Yerushalaim hay una revelación pública y abierta de .A. pero en Hebrón, .A.
está oculto en una cueva dentro de una cueva, y uno tiene que acercarse muy de cerca para sentir esa conexión.
Nos inspiramos en el recuerdo de Abraham y Sará, cuando oramos por nuestra
redención sabiendo que lo que hacemos aquí en la vida terrenal es fundamental, porque cuando ya no estemos aquí, nuestras Mitzvot, y las buenas acciones que hicimos serán un hito para nuestras familias y para el Kehal - en la memoria colectiva de las generaciones.
Y seremos, cada uno según sus méritos, el punto de conexión entre lo terrenal y lo celestial, tal como lo fueron nuestros patriarcas, encontrándonos con la presencia divina exhibida y escondida en las zonas más recónditas de nuestro propio ser.
Shabat Shalom.

*Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam de Madrid.