Yerahmiel Barylka. |
Reflexiones del Rav Yerahmiel*
Pese a las dificultades a las que tuvo que sobreponerse, Sará logró una vida plena y gratificante en la que supo sumar innumerables buenas acciones. Ayudó a Abraham con su devoción a hacer Jesed -favores con cortesía, servicio, caridad, altruismo, beneficencia con bondad, afabilidad, amabilidad, misericordia, clemencia, y compasión-. abriendo su casa a tantas personas como le fue posible.
El Zohar nos hace una analogía poética entre estos
patriarcas y la santidad de
las ciudades de Yerushalaim y Hebrón. Me’arat Hamajpelá,
la cueva de los patriarcas es una copia
de Yerushalaim. Yerushalaim es el lugar que une el cielo y la tierra; que
conecta el mundo físico con el mundo espiritual y Hebrón es el punto de conexión
con el Jardín de Edén y las almas en su camino al otro mundo.
En Yerushalaim hay una revelación pública y abierta de
.A. pero en Hebrón, .A.
está oculto en una cueva dentro de una cueva, y uno tiene
que acercarse muy de cerca para sentir esa conexión.
Nos inspiramos en el recuerdo de Abraham y Sará, cuando
oramos por nuestra
redención sabiendo que lo que hacemos aquí en la vida
terrenal es fundamental, porque cuando ya no estemos aquí, nuestras Mitzvot, y
las buenas acciones que hicimos serán un hito para nuestras familias y para el
Kehal - en la memoria colectiva de las generaciones.
Y seremos, cada uno según sus méritos, el punto de conexión
entre lo terrenal y lo celestial, tal como lo fueron nuestros patriarcas,
encontrándonos con la presencia divina exhibida y escondida en las zonas más
recónditas de nuestro propio ser.
Shabat Shalom.
*Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Rambam de Madrid.