Hoy, tras la puesta del sol y salida de las primeras estrellas, prenderemos la primera vela de Janucá, que acontece el 25 de Kislev, este año en la noche del 12 de diciembre, festividad que se prolongará durante ocho días. Es una celebración de gran significación espiritual y alegre, donde prevalece la luz sobre la oscuridad, con todo lo que ello conlleva y que explicamos en este breve reportaje.
El
significado de Janucá fue muy comentado por nuestros sabios que le confirieron
varias interpretaciones. El sentido más aceptado y generalizado es el que se
refiere al significado del vocablo Janoj que quiere decir dedicar o inaugurar.
Según esta versión, conforme se recoge en el Sidur Hamercaz (Centro Educativo
Sefaradi), fue el 25 de kislev, correspondiente al calendario hebreo, cuando se
inauguró el Tabernáculo durante la peregrinación en el desierto de los Bene
Israel. En esta misma fecha, los macabeos reinauguraron el Santuario de
Jerusalem después de haber sido profanado los greco-sirios.
Pero el verbo Janoj significa también educar y señala que la victoria de los
macabeos fue asimismo una preparación para el verdadero reinado de la Casa de David,
que es el único y auténtico en Israel.
Así, el acto
de encender las velas de Janucá representa una preparación para que seamos
merecedores de ver las grandes luminarias de la época del Mesías, en la cual
ocurrirá una completa liberación y salvación para toda la Humanidad.
Otra versión
interpreta cada letra de la palabra Janucá como siglas de ocho luces que se
encienden en esta fecha. Es decir, este año 5778, entre el 25 de kislev y el 2 de Tevet (desde esta noche del 12 al 20 del presente mes de diciembre). Esto se
refiere a la discusión entre las academias de sabios representadas por las
casas de Shamay y Ben-Hilel, con el orden que se debía seguir en el prendido de
las candelas de Janucá. Si bien Shamay (más severo) consideraba que se debía
comenzar encendiendo las ocho velas disminuyendo gradualmente la cantidad para
simbolizar que las generaciones contemporáneas valían cada vez menos en
relación con las anteriores, Hilel insistía en que el número de velas fueran
aumentando progresivamente para demostrar que los hijos de Israel deberían
perfeccionarse cada vez más en las luces de la Torah. Prevaleció la tesis de
Bet Hilel.
Por otro
lado, algunos intérpretes dividen la palabra Janucá en dos partes, considerando
que el término de Janu significa descansaron y que el valor numérico de las dos
letras restantes, o sea kaf, he, corresponden al número 25. Con esto dicen
ellos que los macabeos pretendían dar a entender que descansaron el día 25 de
kislev, tras la victoria sobre las fuerzas enemigas.
Los místicos
plantean sus consideraciones en torno al número total de velas que se deben
encender durante los ocho días de Janucá. Aseguran que “en estas 36 velas están
representados los 36 tratados que componen el Talmud. Estas luminarias
simbolizan la totalidad de la sabiduría judaica, con lo que se indica que la
lucha de los macabeos fue, ante todo, la pugna de la continuación del Judaísmo
y de la sabiduría de Israel.
Janucá se
celebra durante ocho días por el hecho de haberse encontrado un tarro de aceite
puro con el sello del Kohen Gadol o Sumo Sacerdote que contenía la cantidad
justa para encender el candelabro o menorá del templo por un solo día y que
milagrosamente dio para ocho días, tiempo suficiente para que fuera elaborado
nuevo aceite puro.
Significado
e historia
En el año
167 antes de la era común aconteció la primera guerra en la historia de la
Humanidad para preservar los derechos de un pueblo a vivir su vida propia,
practicar sus leyes, su moralidad y, sobre todo, su religión.
El pueblo
hebreo, encabezado por los macabeos (hasmoneos), hicieron esta guerra en contra
de la asimilación y la tiranía impuesta por los greco-asirios, que habían
conquistado la antigua Judea y amenazaban la supervivencia del Judaísmo. Los
macabeos y sus seguidores provocaron esta guerra con el fin de preservar la fe
judía. Janucá es la fiesta que conmemora esta victoria. A partir del 25 del mes
de Kislev (este año, el 12 de diciembre), en cada hogar judío se encienden
durante ocho días las velas. Éstas simbolizan el ejemplo que el pueblo judío
dio al mundo para aniquilar la tiranía y la opresión, de tal suerte que cada
humano tenga el derecho de vivir y adorar a D-s de acuerdo a sus creencias. Por
eso Janucá se llama la fiesta de las luminarias, ya que ilumina la justicia y
la libertad que brillan en el corazón del hombre.
En Janucá,
de acuerdo a lo establecido en el Shuljan Aruj (O.J.676.5) “debe encenderse en
la primera noche la lámpara que está a la derecha de quien la prende; en la
segunda noche se enciende primero la segunda lámpara que está a la izquierda de
la primera y después ésta y así todas las noches, a fin de pronunciar la berajá
siempre por la lámpara de la noche correspondiente”.
La lámpara
de Janucá denominada Shamash es encendida diariamente en último lugar; es
colocada un poco más arriba de las otras para señalar que no forma parte de las
ocho lámparas obligatorias.