Esta semana iniciamos la lectura del segundo libro de la Torá, Shemot, que consta de 11 porciones o parashiot: Shemot, Vaerá, Bo, Beshalaj, Yitro, Mishpatim, Teruma, Tetsave, Ki-Tisa, Vayak-Hel y Pekude.
El libro Shemot
ó Éxodo contiene 1.209 versículos, donde se narra uno de los principales
acontecimientos del pueblo judío, la
salida de Egipto. Este libro se divide en dos partes: una de carácter histórico
y la otra de tipo legislativo.
La sección histórica comprende
la vida de los hijos de Israel en Egipto; la infancia, vocación y misión de
Moshe Rabenu; la liberación del pueblo
judío; su peregrinación por el desierto y la construcción del Mishkán o
Tabernáculo.
La parte legislativa
comprende una serie de leyes civiles, morales y religiosas, principalmente el
Decálogo o Diez Mandamientos, que se trocaron en leyes universales para toda la
Humanidad hasta nuestros días. Sin embargo, dejando a un lado las controversias
e interpretaciones históricas y posteriores aclaraciones arqueológicas, la base
fundamental de este segundo libro se identifica con la revelación del Sinaí y
la Ley Mosaica.
Hay que tener en
consideración que el Éxodo o Shemot está considerado como uno de los más
importantes libros del Jumash (Pentateuco) por su contenido histórico y por
representar gran parte del ordenamiento legal civil y religioso del pueblo de
Israel.
Este segundo libro de la
Torá comienza con la exposición de los nombres de los hijos de Yaakov Avinu. El
Midrash (Shemot Rabbá, I) atribuye esta repetición al hecho de que ellos se
mantenían fieles a las enseñanzas de los Patriarcas en medio del Egipto
idólatra. De estos nombres debería surgir un pueblo que más tarde portaría el
estandarte del Judaísmo.
Fuentes: Humash HaMerkaz,
Centro Educativo Sefaradí de Jerusalem (Israel).