Parashat BalakBamidbar 22:2-25:9Haftará: Miqueas 5:6-6:8Shabat, 14 de Tamuz 5773
La parashat de esta semana nos explica cómo Bálak intenta
destruir al pueblo de Israel, pero es consciente de que no podrá lograr su
propósito por medio de la guerra porque D-s está con Israel. No obstante, en su
obstinación recurre entonces a Bilam, profeta de los gentiles, que se dice
llegó al mismo grado de sabiduría, clarividencia y profecía que Moshé Rabenu.
Bálak entendía, que podría por ello, maldecir al pueblo elegido en el momento
preciso que existe en cada día, que todos ignoraban pero que únicamente Bilam
conocía. Hay un instante en el día que todo aquello que se pide se cumple. Bilam,
conocedor de ello lo intentó, pero fracasó.
Ante esta circunstancia tan dramática, cabe preguntarse por
qué D-s otorga el don de profecía a un malvado. La respuesta reside en que el
Todopoderoso, en una demostración de equidad, de la misma forma que dio a Moshé
como profeta a Israel, igualmente, dio a Bilam como profeta a los gentiles.
Pero sucedió que cuando intentó maldecir al pueblo de Israel,
brotaron de sus boca dulces palabras, pues Israel es el bendecido, ya que D-s
le dijo a Abraham: “Y te hará por un pueblo grande y te bendeciré y
engrandeceré tu nombre y será bendición…”. Fue por lo que Bilam, entre otras
cosas, expresó: “He aquí un pueblo que
sólo habitará y entre las naciones no será considerado”.
Cuando Bilam apreció el recato que había en el pueblo, ya que
las carpas se daban la espalda entre sí, dijo: “Cuán hermosas con tus carpas
Jacob, tus moradas Israel”.
De esta parashat se extrae la conclusión de que el pueblo de
Israel deberá mantener siempre la pureza de sus ideales, protegiendo su cultura
y sus valores.
En consecuencia nos corresponde a nosotros decidir morar a
solas y ser. Ser lo que hemos prometido y haremos prometer a las generaciones venideras para mantenernos
firmes en nuestros ideales sin que nada ni nadie haga torcer o doblegar la
esencia de ese destello que se mantiene dentro de cada yehudí.