miércoles, 20 de noviembre de 2013

"Y residió Yaakov en las tierras que habitó su padre..."



Lectura de la Torá para Shabat, 20 de Kislev de 5774

Sábado, 23 de noviembre de 2013
Parashat Vaieshev
Bereshit 37:1-40:23
Hafatará: Amós 2:6-3:8




“Y residió Yaakov en las tierras que habitó su padre, en la Tierra de Kenán-an”.
La apasionante y dramática historia de Yosef constituye el ejemplo más significativo y aleccionador sobre cómo deben interpretar los avatares y penurias de la vida. Todo lo que enfrenta la persona durante su existencia, aún los hechos más injustos e incomprensibles, ocultan un propósito para uno mismo y para los demás. Sobre este aspecto comenta el Rabí Mordejay Babor, que “la clave para descubrir este propósito consiste en asumir las pruebas con humildad, con firme fe firme y paciente perseverancia”.
Agrega que “nadie podía imaginar-en el difícil y terrible principio de esta historia-que lo que estaba sucediendo tenía un propósito ulterior programado por D-s. Sólo el Patriarca Yaakov, con la fuerza de su santidad y experiencia, vislumbró algo, pero aún así, no pudo imaginar jamás la profunda trama que se estaba urdiendo”.
En esta parashat, entre otras cosas, se alude a los sueños que tuvo Yosef aún cuando no había descendido a Egipto. El origen de los sueños, según escribe el Rabí Babor, es atribuible a tres factores: mental, físico y espiritual.
La interpretación de los sueños y el efecto que pueden llegar a tener en la vida real-agrega-depende de tres cosas: estado anímico del soñador; la forma en que lo cuenta y transmite y de quién y cómo lo interpreta.
Yosef estaba convencido de que no eran fruto de su imaginación y sorprendido e impactado por lo que soñó, fue a referírselo a sus hermanos, sin saber que en realidad contenían un mensaje metafísico y ellos, sin pretenderlo, acertaron en la interpretación, al increparle diciendo: “¿Acaso crees que vas a reinar sobre nosotros…?”.