Harav Yerahmiel Barylka. |
Reflexiones del Rav Yerahmiel Barylka*
La Guemará en masejet Bava Metzia (84a) relata que Rabí Iojanán no temía al resentimiento, la animosidad, el rencor y los celos que son llamados en el lenguaje popular ain hará (el “mal de ojo”), ya que descendía de Yosef, y el ain hará no tenía poder sobre los hijos de Yosef. Dos versículos de Parashat Vayeji se citan como fuente para este concepto. El primero es la famosa bendición de Yaakov a los hijos de Yosef, Menashe y Efraín, que concluye: “veyidgu larov ekerev haaretz” - “se multiplicarán como peces en el medio de la tierra” (48:16).
Los comentarios de la guemará nos dicen, “Así como los peces en el mar están cubiertos por agua, de forma que el [mal] ojo no los observa ni los controla, los descendientes de Yosef, tampoco se ven afectados por la tirria, el enojo, y la antipatía”. La otra fuente citada por la guemará es la bendición de Yaakov a Yosef (49:22) a quien describió como un “rama fecunda es Yosef, rama fecunda junto a un manantial; sus vástagos se extienden sobre el muro”. que es “alei ain”, que la guemará explica en el sentido de “trasciende el [mal] ojo.”
Esta cualidad única de Yosef se vuelve particularmente sorprendente a la luz de la interpretación del midrash de la bendición de Yaakov a Yosef.
Después de describir a Yosef como “ben porat alei ain”, Yaakov habla de las mujeres jóvenes que “marcharon sobre el muro”, que el midrash, como Rashí, cita en su comentario de la Torá, como una referencia al día en el que Yosef fue nombrado visir, en el que las jóvenes se apresuraron a mirarle, encantadas por su aspecto hermoso. Yosef atraía la atención y el interés. Tanto su apariencia y sus logros fueron impresionantes y suscitaba admiración. En este entido, Yosef era diametralmente opuesto a los “peces en el mar”, mencionados por la guemará. Los peces están protegidos del ain hará porque están fuera de la vista humana. Ellos residen en un dominio totalmente independiente, y por lo tanto no reciben ninguna atención, no presentan ningún tipo de competencia, ni dibujan ningún resentimiento. Ellos son el modelo de los que guardan un “perfil bajo”, que no buscan publicidad y que no inquieren ser el centro de atención de nadie, y por lo tanto, quedan a salvo de la hostilidad de los competidores celosos y el escrutinio al que las figuras públicas son objeto tan a menudo. Nadie era tan diferente de la “peces en el mar” que el mismo Yosef.
Él, naturalmente, llamaba la atención sobre sí mismo, y era alguien a quien todos querían ver. Por naturaleza era el centro de atención. Cuando era joven en la casa de su padre, esta calidad de Yosef, despertó los celos y el resentimiento de sus hermanos. Como esclavo en la casa de Potifar, no se esforzó a quitarse su atractivo, despertando así el interés de la esposa de Potifar (Rashí, 39: 6). Sin embargo, cuando se elevó a la gloria en Egipto, se las arregló para escapar de los efectos naturales del ain hará. Como figura pública en Egipto, tuvo éxito en evitar el conflicto
y la tensión. De hecho, al final de Parashat Vaigash, la Torá describe cómo logró manejar la economía de Egipto durante los años de sequía y se ganó la plena confianza y la cooperación de la ciudadanía. En el momento en que fue liberado de la cárcel y llevado ante Faraón, demostró que había aprendido a evitar el ain hará aun viviendo fuera del “mar”, en el ojo público. El comentario del Talmud, nos enseña que uno no necesariamente tiene que vivir “bajo el agua” para evitar los efectos del ain hará, celos, aprensiones, agresiones y prejuicios.
Yosef es el modelo de un servidor público consumado que se gana el respeto y la admiración sin despertar sentimiento ni desconfianza. Él demuestra que con discreción y humildad genuina, uno puede elevarse a la fama sin sufrir los efectos del ain hará - la hostilidad, rivalidad, ataques y sabotajes de los competidores celosos y del público que suele agredir sistemáticamente a quienes están en la función pública o tienen éxito en sus labores.
Buena lección para nuestros tiempos y para quienes temen el mal de ojo sin saber exactamente qué significa.
*Harav Yerahmiel Barylka.
Comentario sobre la Parashat Vayejí, en el Boletín de la Sinagoga Rambam. Madrid.