En nuestra edición de hoy incluimos el mensaje de Harav Yerahmiel Barylka, de la Sinagoga Rambam de Madrid, sobre la parashat de esta semana, Yitró, en la que traza una relación entre la recepción de la Torá y el proceso de conversión al Judaísmo.
Los esclavos que llegan al pie del Monte Sinaí y se preparan
para recibir la Torá, pasaron un proceso similar al de la conversión al
judaísmo. Rambam cita una tradición talmúdica según la cual la Revelación en el
Sinaí es el paradigma para todas las conversiones futuras. “El pueblo de Israel
ingresó al Pacto con .A., después de tres actos preparatorios: la circunscisión, la inmersión, y la ofrenda”.
El brit milá tuvo lugar en Egipto antes del consumo del
cordero pascual. La inmersión se llevó a cabo en el desierto cuando el pueblo
estaba acampando en el Sinaí, "Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana;
y laven sus vestidos”. Con respecto al sacrificio, el versículo dice: "Y
envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y
becerros como sacrificios de paz a .A. (24:5).
En forma similar también hoy, cuando una persona desea
entrar al pacto, encontrar refugio bajo las alas de la Presencia Divina, y
aceptar el yugo de la Torá, requiere le sea practicada la circuncisión, la
inmersión y si es mujer únicamente la sumersión. La interposición de la ofrenda no es ofrecida
hasta que se reconstruya el Bet Hamikdash.
Si, efectivamente, la recepción de la Torá en el Sinaí
necesitó un proceso de "conversión" que incluyó no sólo en los actos
rituales, sino también provocó un cambio proverbial de actitud, perspectiva,
visión del mundo, y del propósito existencial.
Itró es el ejemplo más notable de ese intenso proceso. Era
un respetado sacerdote idólatra, un dignatario importante en su clan, que deja
su hermoso pasado detrás de él y va al desierto en busca de una verdad más
profunda. Su acto de unión con el Dios de Israel no se provoca por cálculos
de ganancia material, ni está impulsado
por la búsqueda de honor, todo ello y más, lo poseía en su tierra natal. La
suya es la búsqueda sincera del alma inquieta que indaga la comunión con el
Creador y una relación con el Redentor de los siervos. Él ve el pueblo de
Israel directamente ligado a la
realidad divina y por lo tanto, decide consignar libremente su suerte a la del
pueblo judío.
La aceptación de Itró de la Torá es motivada y poderosamente
impulsada en la búsqueda de mayores logros espirituales. Representa la conexión
y el compromiso sincero con la fe y la vida judía.
La narración de la Torá de su historia antes de la
Revelación, sirve como un mensaje contundente a los que nacimos en la
tradición. La aceptación y el cumplimiento de las Mitzvot que firmamos en el
pacto en el Sinaí, deben ser transformadoras. De Itró, podemos aprender cómo
estar correctamente bajo el Sinaí, cómo recibir la Torá con autenticidad y cómo
vivir fielmente sus dictados.
Fuentes: Sinagoga Rambam, Harav Yerahmiel Barylka.