viernes, 20 de mayo de 2016

La obligación de ayudar al pobre y al extranjero


En esta edición incluimos el mensaje de Harav Yerahmiel Barylka, de la Sinagoga Rambam de Madrid, acerca de la parashat de esta semana, Emor.
A la finalización del mandato de festejar  Shavuot, que se asocia con la entrega de la Torá, aparece  el mandamiento: "Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás". ¿Acaso no parece racional, que ayudemos al pobre y al extranjero sin necesidad que la Torá nos lo ordene? A principios del siglo XX el mundo creía que la mente racional llevaría a realizar actos racionales y significativos, tales como la protección de los necesitados. Sin embargo, esa mente creó el terror irracional e inhumano del Holocausto y los genocidios en Ruanda, Bosnia y Darfur. La mente racional permite hacer caso omiso de los necesitados que están justo delante de nuestras narices y de los miles de niños que van a la cama con hambre cada noche en nuestros países.
Para observar Shavuot, la fiesta que conmemora la entrega de la Ley, debemos obedecer el mandato de proteger al necesitado, porque sin caridad y compasión no podremos proclamar que renovamos la recepción de la Torá. La Torá nos recuerda prestar atención a lo que parece ordinario, mundano e instintivo y no sólo a las mitzvot que podríamos calificar de incomprensibles para nuestra razón. La persona que ha construido un muro alrededor de sí mismo no puede celebrar Shavuot, o cualquier festividad, como una santa convocación. Debe romper esa pared para conectarse con .A. y su comunidad. Despedazar la muralla que construyó su ego, es descubrir el punto débil de la compasión divina que se encuentra en lo profundo de cada uno. Si eso sucede, entonces seremos capaces de tener compasión no sólo por nosotros mismos, sino también por otros. Entonces podremos unirnos como una comunidad santa, a todos los judíos y a toda la humanidad para recibir la Torá.
El versículo está colocado exactamente en ese lugar para que lo recordemos.