domingo, 21 de agosto de 2016

Israel e Ismael: oro parece, plátano es – Vaetjanán 5776

Por Haim Yehudá Ben-Avraham Folch Mola                  בס״ד


Saliendo del ayuno de Tishá BeAv de este año (5776), cuando llegué a mi alojamiento, y ya habiendo comido, vi a una persona, posiblemente operario del alojamiento, limpiando y guardando los recipientes de cocina con una alegría y diligencia encomiables. Me di cuenta de que era árabe. Y aquí se me desveló una idea: “Cuando la Shejiná (Presencia Divina) esté revelada, todos los árabes se encontrarán como este: haciendo su trabajo, preferentemente algo físico, con gran alegría por estar en presencia de la Shejiná que con el favor de HaShem los judíos habremos traído al mundo. Por tanto: nosotros (los judíos), ocupémonos de traer la Shejiná contra viento y marea, con todo nuestro ratsón [ר] para cumplir el Ratzón [ר] de Ha’Shem (sobre la Letra Resh, Rav Ginsburg que nos analiza en su sitio web Dimensiones),y be’’H la paz con los ismaelitas llegará a continuación!”.



No hace falta ser muy observador para darse cuenta del parecido de ambos nombres, Israel [ישראל]  e Ismael [ישמעאל], especialmente los judíos conocedores de la Torà y la Lengua Hebrea. Podemos analizar ahora, pues, en qué se parecen y en qué se diferencian ambos nombres.
Ismael [ישמעאל]
El nombre “Ismael” empieza por la Letra Yod [י], aludiendo a que el pueblo con ese nombre empieza su andadura ya con un ideal muy elevado, el de seguir los pasos de nuestro padre Abraham, padre tanto del pueblo árabe como del Pueblo de Israel. Las Letras conclusión del nombre hablan del objetivo, y justamente este final es “El” [ל-א], uno de los nombres de HaShem, que analizaremos en el apartado del nombre “Israel”. O sea que el objetivo existencial de Ismael es llegar, o por lo menos acercarse el máximo posible, a HaShem. Pero Ismael tiene una dificultad “por el camino”: la Letra Ayin [ע] en el centro de su nombre. Esta letra implica una gran tendencia/atracción por lo material. Todas las dificultades de Ismael a lo largo de la historia se fundamentan es esta tendencia combinada con el hecho de que es un pueblo descendiente de Abraham, (y por tanto) que quiere cumplir Torá, la que cree que le corresponde a él, pero no la sabe aplicar correctamente..!


Israel [ישראל]

El nombre “Israel” también empieza por la Letra Yod [י], que come hemos dicho antes, alude a empezar como pueblo con un ideal muy elevado. La concusión del nombre es, justamente “El” [ל-א], como para Ismael. Expliquemos aquí este Nombre: es uno de los principales Nombres de HaShem, el que indica una percepción i vivencia del Eterno asentada en Su Bondad, en Hebreo ‘Hessed [חסד]. La trama desde el ideal inicial (a la fuerza iniciado con Abraham y Sará) hasta el objetivo de llegar a una relación con HaShem asentada en Su Hésed (resultado reservado para toda la Humanidad en la Era Mesiánica), se describe por las Letras intermedias Shin-Resh [שר]. Esta raíz Hebrea denota “gobernar, tener prominencia”, como por ejemplo podemos ver con Sará [שרה] imenu en relación con Hagar: Sará [שרה] tiene un papel de liderazgo, de modo que incluso en el momento de decidir qué hacer con Hagar e Ismael, Abraham se lo consulta al Eterno puesto que su leit motiv siempre fue cumplir el Ratsón [ר] HaShem, y el Eterno le dice a Abraham:
 (21:12 בְּרֵאשִׁית) “בְּקֹלָהּ שְׁמַע ,רָהשָׂ אֵלֶיךָ תֹּאמַר אֲשֶׁר כֹּל
[…] [D]e todo lo que Sará te ha dicho, obedece su voz” (Bereshit 21:12).
Si permutamos la primera y la segunda letras de la palabra “su voz” [בְּקֹלָהּ], obtenemos una alusión a que lo que le dijo Sarah a Abraham era lo más profundo de la Torá antes de llegar a Hassidut (dato que me recordó este Shabbat mismo mi be’’H nuevo compañero de estudio David Pollak): Kabalá [קבלה]. Sabemos que, según Shemot Rabbah 1:1, Sará imenu tenía superior nivel de profecía que el mismo Avraham. Por lo que Avraham avinu, expulsando a Hagar aplicó la Kabalá y lo que le dijo Sará imenu, ambas cosas eran la aplicación de Ratzón [ר] HaShem en (por lo menos) dos niveles diferentes de interpretación. Cuando Israel hace esto, aplicar Ratzón [ר] HaShem, y cuanto más y más lo haga con armonía consigo mismo y con HaShem –que en el fondo es lo mismo!–, en mayor grado tiene garantizada la realización de su misión en armonía con el resto de pueblos del mundo.

La Torá requiere orden, pero ¿qué orden?

Pero cuál es el orden correcto a seguir en el estudio y práctica de la Torá? Abraham avinu y Sará imenu, ambos tenían un conocimiento profundo de Dérej Éretz, la Torá y la Kabalá. Tanto de Abraham como de Sará, vemos que el orden correcto es el que establece HaShem, que en la Mishná establece de aplicar la “Torá con Dérej Éretz” (Pirkei Avot 2:2). Si además tenemos en cuenta que “la Kabalá es Musar” (Rav Ginsburg en el libro “Sod LaHaShem LeYireav”, según apuntes de mi ya veterano compañero de estudio Asher Ben-Avraham); es decir, que según Rav Ginsburg, la Kabalá es en el fondo Derej Éretz. Vemos que el hecho de seguir Ratzón [ר] HaShem por parte de Avraham avinu, se correspondió con aplicar lo que enseña la Kabalá. Así que los dos, Abraham y Sará, estuvieron de acuerdo, y eso es lo que sin duda permite afirmar que la decisión que tomaron, de hecho guiándose por Ratzón [ר] HaShem combinado a su conocimiento de Torá, fue la correcta. En contraposición a ellos, Ismael aplicó algo relacionado con Ratsón [ר] HaShem a lo largo de la historia, pero sin conocer suficientemente la Torá. B’’H, el Eterno nunca nos da una dificultad sin antes proveernos la semilla del remedio (Talmud, Meguilá 13), y vemos que el nombre Hagar [הגר] tiene una Resh [ר] al final de su nombre, y así se puede deducir que su objetivo más profundo y resultado postrero es seguir Ratzón [ר] HaShem; esto nos lo apoya Rashi (siguiendo una antigua Tradición) indicándonos que finalmente fue una leal esposa de Abraham avinu. Consecuentemente, los ismaelitas, como indica Rashi en su comentario de la Torá (Chayei Sarah, Bereshit 25:9), en la etapa final de la Historia van a estar en armonía con la be’’H [ה”בע] cada vez mejor aplicación de Ratzón [ר] HaShem de Israel, ya hasta la eternidad, siguiendo el dicho “maasei [מעשי] Avot [אבות] simán [סימן] labanim [לבנים]” (“Los hechos de los Patriarcas son un señal para los hijos”) que nos apunta repetidamente el cabalista catalán Rambán en su Comentario de la Torá. Quiera HaShem que sea prontamente y en nuestros días, con Su favor ya hoy mismo, Amén [אמן].