jueves, 3 de noviembre de 2016

Y quedó únicamente Noah

En esta edición retomamos el comentario sobre la porción semanal de la Torá o Parashat haShavua y lo hacemos con una breve reflexión sobre la figura y paradigma de Noah, que se incluye en el libro del Génesis o Bereshit.

(9) "Estas son las generaciones de Noah: Noah fue un hombre íntegro y justo en su generación y andaba con D-s. (10) Y tuvo Noah tres hijos: Sem, Cam y Jafet. (11) Y la tierra se había corrompido ante D-s y estaba colmada de violencia. (12) Y D-s vio que la tierra era corrupta pues toda carne había corrompido su camino sobre la tierra". De esta forma comienza esta porción el relato sobre lo que acontecía en la tierra en aquella generación que sería anegada por el diluvio, salvo Noah y su familia, y las especies que reunió en el arca.(13) "Y le dijo D-s a Noah:-Para Mí, ha llegado el fin de toda carne porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos. He aquí que los destruiré con la tierra. (14) Hazte un arca de madera de gófer. Harás celdas en el arca y la calafatearás por dentro y por fuera con brea. (15) Y así la harás de trescientos codos de longitud y cincuenta codos de ancho y treinta codos de altura. 
(16) Le harás una ventana al arca, que rematarás un codo más arriba. Harás la puerta del arca en un costado y harás un primero, un segundo y tercer piso. (17) Y he aquí que Yo traeré un diluvio de aguas sobre toda la tierra para destruir a toda carne que tiene espíritu de vida debajo de los cielos. Todo lo que haya en la tierra perecerá. (18) Y estableceré Mi Pacto contigo. Tú entrarás en el arca y también tus hijos y tu mujer y las mujeres de tus hijos. (19) Y de todo ser vivientes traerás traerás dos al arca para que sobrevivan contigo. Macho y hembra han de ser. (20) De las aves según su especie, del ganado según se especie y de cada reptil según su especie. (21) Y llevarás contigo todo lo que sea cometible, que servirá de alimento para ti y para los demás. (22) E hizo Noah todo lo que le había ordenado D-s...)".
Según se recoge en el comentario de Harav Shelomó Yabra, antes de que naciera Noah, la indigencia se había adueñado de la humanidad, "la miseria hacía estragos entre los hombres, la mortandad infantil era muy elevada, eran pocos los que lograban sobrevivir". 
Con la llegada de Noah y con su ciencia modificó radicalmente el panorama planteado en su generación. La humanidad comenzó a proliferar y expandirse, se amplió la explotación de los recursos naturales, pero la riqueza se concentraba en pocas manos en detrimento de la mayoría, trayendo consigo la división de la sociedad entre ricos y pobres; entre señores y sirvientes.
La excesiva abundancia y la riqueza acumulada en un sector minoritario, falto de valores éticos y morales, degeneró en el vicio y la corrupción que luego también se propaló a la clase inferior dando como resultado la situación descrita en este capítulo de la Torá.
Noah tenía seiscientos años cuando aconteció el diluvio universal. Toda una vida de sacrificios y de ilusiones se derrumbó para él, según explica el rab Yabra. El tiempo hizo añicos su fe en su ciencia que había puesto tan abnegadamente al servicio de la humanidad, en su fe en el hombre, de sus ideales predicados con amor y humildad.
"...Y quedó únicamente Noah, el pastor quedó sin su rebaño" (Bereshit 7:23).
Esta frase sintetiza la tragedia de una adalid de la humanidad.
Hoy observamos una deriva similar a la de aquella generación en la humanidad acuciada por el sufrimiento ocasionado por el egoísmo, las injusticias sociales que desembocan en conflictos y las disputas entre los pueblos. El azote de la corrupción se ha instalado desde siglos en la vida cotidiana de las sociedades y civilizaciones y, en muchos casos, ha supuesto la caida de imperios, estados y corporaciones. Pero ahí está el arco iris para recordarnos la prevalencia del Pacto, de la promesa de que no se repetirá el diluvio por la acción de D-s.