domingo, 1 de octubre de 2017

Vivir en la Sucá

La fiesta de las Cabañas o Jag Sucot se le conoce también como Jag Heasif, la fiesta de la Cosecha, “al fin de año, cuando hayas cosechado el producto de tus labores del campo”. Las mieses de los campos han sido acopiadas y la gente se encuentra ya regocijándose ante el Señor en señal de gratitud por las bendiciones que Él los ha congraciado. Se trata de la última de las tres fiestas de peregrinación o shalosh regalim, que tiene lugar entre el 15 y el 21 de Tishri, en Israel, y un día más en la diáspora. Al igual que Pésaj y Shavuot presenta varias denominaciones, que explicamos más adelante. Este año, la festividad tiene lugar entre los días 4 (al atardecer) y 13 de octubre de 2017.
Sucot en Jerusalem/RAFAEL BEN-ABRAHAM BARRETO
Durante esa semana prevalece un ambiente festivo, en la que habitar en la sucá constituye el mandato fundamental. La construcción de la sucá se inicia nada más terminar Yom Kipur, de tal manera que los judíos puedan pasar de un precepto a otro o de una fortitud a otra (majail el jail). Aunque es obligatorio habitar (comer, divertirse e incluso dormir en la sucá), debe constituir un placer y por lo tanto debe tenerse en cuenta la mala salid o las condiciones climáticas adversas. La liturgia incluye el uso d las cuatro especies (lulav, etrog, hadás y aravá cada día) en el servicio de la mañana, salvo en Shabat; se prescriben la lectura del Halel completo y de Kohelet (Eclesiastés) en el Shabat intermedio o de otra manera en Shemini Atzeret (octavo día de la fiesta); la keriat HaTorá establecida y el rezo de musaf o repetición de la Amidá. El cantor, el rabino y el kahal portando las cuatro especies realizan un circuito (hakafá) alrededor de la bimá al mismo tiempo que se recita el poema Hoshana; en el Shabat, se abre el arca sagrada, pero no se extrae ningún Séfer Torá y (ya que llevar el lulav está prohibido) no se efectúa ningún circuito. El séptimo día de Sucot se realizan las siete hakafot (Hoshana Rabá), y ramas de palmeras (aravot) conocidas popularmente hoshanot, unidas en forma de haces, son sacudidas en forma ceremonial. Mover y agitar las cuatro especies en las direcciones estipuladas, de acuerdo a la Halajá, éste, sur, oeste, norte, arriba y abajo, simbolizan el reconocimiento de de D-s como Rey Supremo sobre todos elementos y criaturas del mundo (Tratado de Sucot, 37b). El octavo día de Sucot se observa como una fiesta diferente, Shemini Atzeret que en Israel coincide con Simjat Torá (el noveno día en las comunidades de la diáspora). El primero y el último día (los dos primeros y los dos últimos en la diáspora) se aplican las prohibiciones propias de yom tov, pero se suspenden durante los días intermedios o jol hamoed, fuera del Shabat.
Durante el período de la fiesta se intercambian saludos tradicionales. A pesar de que las asociaciones históricas con Sucot son puramente judías y nacionales, el espíritu universalista de la celebración se expresaba también en la ofrenda de los 70 bueyes (Bamidbar,29:12), como súplica de perdón por las 70 naciones del mundo, junto con las plegarias para la paz (Shalom). Esta práctica señalada en el Talmud y en las fuentes rabínicas (Tratado de Sucot, 55b) puede tener cierto fundamento en la visión profética de una época futura en la que todas las naciones se unirán al pueblo de Israel en Jerusalem para festejar Sucot (Zacarías, 14:16).

Las cuatro especies
Desde el punto de vista histórico, Jerusalem fue también escenario de la ceremonia de Hakhel después de finalizar cada año shabático o shemitá. En consonancia con la doctrina rabínica el uso ceremonial de las cuatro especies en todos los siete días estuvo limitado en un principio, como se indica más adelante, al recinto del Templo, pero la observancia lo hizo aplicable para cualquier parte, después del Jurbán. Simjat Bet Hashoevá, fiesta de la extracción del agua y libación sobre el altar, tuvo lugar desde el primer día de Sucot hasta la destrucción del Templo; la restauración moderna en el Muro Occidental o Kotel  y en el resto de los barrios religiosos de Jerusalem incrementa la alegría de este momento festivo.
El carácter agrícola de esta fiesta recibió la expresión simbólica en los oficios religiosos a través del uso de las cuatro especies vegetales (arbaá minim), que consisten en el etrog o la cidra, el lulav o rama de palma, tres hadasim, o ramas de mirto y avarot o samas de sauce. Esta costumbre se sostiene en el mandato bíblico: “Y tomaréis para vosotros en el día primero el fruto del árbol hermoso (el etrog), ramos de palma (lulav), y ramilletes de árboles frondosos (hadasim) y sauce de los arroyos (aravot) y los regocijaréis delante del señor vuestro D-s durante siete días”.
Estas cuatro plantas, tres de las cuales, el lulav, los tres mirtos y los dos sauces, son atados con hojas de palma, constituyen una curiosa combinación. El Midrash explica que “Tal como el etrog tiene un buen sabor y una agradable fragancia, así también entre los israelitas existen hombres estudiosos de la Torá y que practican buenas acciones; un ramo de palmas, tal como su fruto, el dátil tiene buen sabor, pero carece de aroma; así existen hombres que han estudiado, pero que no practican lo aprendido con perfección;  el mirto, por su parte, tiene un aroma agradable pero es insulso, y de la misma manera hay hombres que practican buenas acciones pero no estudian Torá o no poseen instrucción; tal como el sauce no es comestible ni huele a fragancia, así es el hombre que ni ha recibido enseñanza ni practica buenas acciones”.
Estas cuatro especies simbolizan los cuatro tipos de personas que conforman una nación. Aisladamente, son de diferentes temperamentos, pero todos son necesarios para componer la sociedad humana. Al ligar juntas las plantas, las virtudes de la confraternidad, unidad y cooperación en la comunidad son ampliamente demostradas y mancomunadas.
La bendición especial que se debe pronunciar sobre las cuatro especies es Al netilat lulav, debido a que el lulav es la más grande de las cuatro especies. En el primer día es seguida del recitado de Shehejeianu. Cuando se recitan Hodú y Ana HaShem en Halel, agitamos los Arbaá Minim en todas las direcciones proclamando de este modo que el mundo pertenece a D-s y que Su dominio prevalece por encima de todas las cosas. Esto se parece a la ceremonia en que se tremolaban las especies en el Templo. El Talmud alude a que en la antigüedad los hombres de Jerusalem ponían tanto celo en el cumplimiento de este precepto que acostumbraban transportar consigo el lulav donde quiera que se dirigiesen en el curso de la celebración de la fiesta.
En Shabat no se toma el lulav, dado que nuestros sabios temían que el pueblo lo transportara por las calles camino a la Sinagoga,  habida cuenta de que está prohibido en ese día transportat objetos en el dominio público. En los tiempos del Sagrado Templo, el lulav era usado todos los días, sólo en el mismo recinto santo. Fuera del Templo era usado sólo el primer día, dado que así fue ordenado directamente por mandato divino (“…lo tomaréis para vosotros en el día primero”); el lulav era tomado en el primer día dentro y fuera del Templo aún si acontecía en Shabat. Pero tras la destrucción del Templo, se dispuso que los judíos de todo el mundo tomaran el lulav todos los días de la festividad en conmemoración de la práctica del Templo, salvo en Shabat, por la razón mencionada anteriormente.
Leyes de la Sucá
La construcción de la Sucá debe cumplir los requisitos establecidos por la Torá. El techo de la sucá debe observar tres condiciones para ser válido: estará formado de un material vegetal como ramas de árboles, cañas y matorrales, entre otros; deberá estar desligado de la tierra. Un árbol no puede ser techo de la sucá. Cualquier material que reciba impureza será inválido para cubrir la sucá, como utensilios de madera, baúles y alimentos. Cualquier pared fija y estable será válida para sucá. La sucá deberá medir de altura un metro como mínimo y diez como máximo. El largo y ancho de la sucá deben sobrepasar los 70 centímetros. Se tendrá la precaución de no levantar la sucá bajo un árbol o una terraza.
La primera noche de Sucot debemos cumplir el precepto positivo de comer un cazayit (27 gramos) de pan en la sucá, igual que en la primera noche de Pésaj en la que tomamos la misma cantidad de matzá. En ambos casos se debe ingerir en siete minutos como máximo, mejor si se hace en cuatro minutos. Los demás días no estamos obligados a comer en la sucá. Sin embargo, quien come pan, tortas, pastas y demás alimentos a base de cereales por encima de los 54 gramos lo deberá hacer en la sucá. Aún así quien como todo en la sucá será bendecido.
También se está obligado a dormir en la sucá durante Sucot tanto de noche como en la tarde. No obstante, en lugares donde hace frío en estas fechas o si resulta desagradable, se está exento de dormir en la sucá.
Las mujeres están exentas de esta mitzvá, por ser un precepto positivo ligado al tiempo fijo, pero tendrá recompensa si la cumple.

Fuentes consultadas:

Centro Educativo Sefaradí de Jerusalem, Yaco Newman, Gabriel Siván y Vidal Elgozy.