“Y dijo el Eterno a Moisés: -Habla a los kohanim, hijos de Aharón, y les dirás a ellos que a un alma no se impurificará en su estirpe-”. En estos términos, comienza el pasaje de la Torá de esta semana -sobre lo que Rashí nos acota-:”Diles - y les dirás –nos marca la obligación de los mayores en aleccionar y alentar a los más jóvenes”.
En esta porción Emor (Vayikrá 21-24), se abordan, entre otros
asuntos, la figura y la función del sacerdocio desde tiempos inmemoriales, muy
relevante en el Pueblo de Israel. Ya desde antes de que se instituyera este
título y fuera conferido a los hijos de Aharón, el cometido lo cumplían, primero
los primogénitos de las familias y luego de que éstos decepcionaron, se
transfirió a los levitas, quienes siempre fueron considerados como los líderes
espirituales del Pueblo de Israel. Sin embargo, la calidad máxima de santidad,
D-s se la otorgó a Aharón y a sus hijos como un privilegio de responsabilidad
eterna. Así pues, en esta porción se detallan los privilegios, condiciones y
obligaciones del Kohen o de los kohanim.
La parashat Emor alude a las festividades de D-s, siendo la
primera de ellas, el Shabat. El Shabat, lejos de ser un encierro y
restricciones, constituye una fiesta para el hombre, para la mujer, para los
niños y toda la familia. En este contexto se estipulan las demás festividades
mayores de nuestro calendario, como Pésaj, Shavuot, Rosh Hashaná, Yom Kipur y
Sukot. Entre Pésaj y Shavuot tiene lugar la cuenta del Omer. “Y contaréis siete
semanas completas desde el día posterior al primer día de Pascua, o sea desde
el día que trajisteis el ómer de la ofrenda alzada. Al cumplirse cincuenta
días, o sea al día siguiente del plazo de siete semanas, ofreceréis una nueva
oblación al Eterno..”.
En esta
parashat se enumeran las normas éticas en el tratamiento y cuidado de los
animales, y en evitar su sufrimiento y maltrato y prohíbe taxativamente la castración
o mutilación de los mismos. Igualmente, dicta los fundamentos para la
reparación de los daños causados al prójimo.