El 9 de av o Tishá B´Av, que este año 2020 coincide con el próximo jueves, 30 de julio, culmina el período de las tres semanas de duelo que se iniciaron el 17 de Tamuz, según el calendario hebreo. Esta fecha del 9 de Av constituye el día más triste y aciago por los luctuosos y graves sucesos que acontecieron en diversas épocas para el pueblo judío.
Cinco tragedias acontecieron el día de Tishá Be Av y constituyen el pilar básico por que Israel observa luto nacional, tanto en el país como en la diáspora.
Durante el tiempo de Moshé, los judíos en el desierto aceptaron el informe adverso de los 10 espías, y se emitió un decreto prohibiéndoles la entrada a la Tierra de Israel (año 1312 AEC).
Los babilonios, liderados por Nabucodonosor, destruyeron el Primer Templo (promovido y mandado a construir por el Rey Salomón). Cien mil judíos fueron masacrados y millones fueron exiliados (año 586 AEC).
Los romanos, liderados por el general Tito, destruyeron el Segundo Templo. Unos dos millones de judíos murieron, y aproximadamente un millón fueron exiliados (año 70 EC).
La revuelta de Bar Kojba fue abatida por el emperador romano Adriano. La ciudad de Betar –la última ciudad judía que quedaba en pie– fue conquistada y liquidada. Más de 100.000 judíos fueron masacrados (año 135 EC).
El área del Templo, y sus lugares aledaños, fueron devastados por el general romano Turnus Rufus. Jerusalem fue reconstruida como una ciudad pagana –renombrada Aelia Capitolina- y se prohibió el acceso a los judíos.
Otras graves desgracias y catástrofes ocurrieron el nueve de Av a través de la historia judía, que comprenden la inquisición que terminó con la expulsión de los judíos de España en Tishá B’Av de 1492.
La Primera Guerra Mundial estalló en la tarde de Tishá B’Av, en 1914, cuando Alemania declaró la guerra a Rusia. El resentimiento alemán por la guerra preparó el terreno para el Holocausto o Shoah.
En la víspera de Tishá B’Av de 1942 empezó la deportación en masa de los judíos del gueto de Varsovia hacia Treblinka.
En este día, el más triste de nuestro calendario, obsevamos un riguroso ayuno de 26 horas, que se inicia en la víspera, antes de la puesta del sol y se prolonga durante esa fecha hasta una hora después, aproximadamente, desde el crepúsculo.
Fuentes: Archivos, CIB, Comunidad Judía de Tenerife, entre otros.