viernes, 24 de abril de 2015

Leyes de Pureza y el precepto del Brit Milá

Lectura de la Torá para Shabat, 25 de abril de 2013

Shabat, 6 Iyar 5775.

Parashat Tazria-Metzorá.
Vayikrá: 12:1-8; 13:1-59Haftará: Reyes II/4


12 (1) Y le dijo el Eterno a Moisés: (2) “Diles a los hijos de Israel. Si una mujer ha dado a luz un varón quedará impura siete días. Será impura como en el tiempo de su menstruación. (3) Y el día octavo será circuncidado el prepucio del niño. (4) Ella permanecerá durante treinta y tres días purificándose de su sangre. No tocará nada sagrado y no entrará en el santuario hasta que se cumplan los días de su purificación. (5) Pero si da a luz una niña, será impura durante dos semanas como en su menstruación, y sesenta y seis días permanecerá purificándose de su sangre. (6) Y al cumplirse los días de su purificación, ya sea por hijo o por hija, traerá al sacerdote un  cordero de un año por holocausto y un pichón de paloma o una tórtola por ofrenda expiatoria, a la entrada del Tabernáculo, ante el sacerdote…”.
Los conceptos de pureza o impureza que se citan en la Torá no deben entenderse como sinónimos de limpieza o suciedad, sino que se han de considerar como un estado de elevación o depresión espiritual que afectan al alma y no al cuerpo como resultado de distintas circunstancias o contextos.
En esta parashat, en la que alude a los aspectos relacionados con los estados de pureza e impureza, se presta especial atención al precepto del Brit Milá o de la circuncisión, que se cita en el versículo tercero: “…Y en el octavo día deberá hacerlo circuncidar…” Sobre este particular se describen cuatro motivos que explican las razones de por qué se prescriben los ocho días inmediatamente posteriores al nacimiento del varón. Desde el punto de vista facultativo o científico se ha descubierto que es exactamente en el octavo día cuando el bebé posee el más alto nivel de coagulación sanguínea. La madre, por regla general, se ha recuperado del parto en ese margen de tiempo y puede disfrutar de la ceremonia del Brit Milá.

jueves, 23 de abril de 2015

Un sueño hecho realidad

Nos complace reproducir el documental del Keren Hayesod sobre la celebración de los 67 años del Estado de Israel. Hoy festejamos el Día de la Independencia o Yom Haatzmaut. Jag samaeaj.

miércoles, 22 de abril de 2015

Sesenta y siete años del restablecimiento de la soberanía del Pueblo Judío en Eretz Israel

Yom Haatzmaut, literalmente, Día de la Independencia de Israel, es observado desde 1949 como uno de las festividades menores del calendario hebreo. Yom o Jag Haatmaut conmemora la restauración de la soberanía judía en Eretz Israel y la Declaración de Independencia, el 5 de Iyar de 5708 (14 de mayo de 1948), con la proclamación del Estado de Israel. Si el 5 de Iyar coincide con un viernes o Shabat, se adelanata al jueves para evitar la profanación del Shabat. En estos días festejamos el 67 aniversario de la restauración de la soberanía del Pueblo Judío en la Tierra de Israel.
Torre de David, Jerusalem./RAFAEL BEN-ABRAHAM BARRETO
En esta ocasión se levantan las restricciones del Omer tras la celebración de Yom Hazikarón (Día del Recuerdo) cuando una ceremonia del prendido de antorchas y salva de cañones en el Monte Herzl en Jerusalem determina el comienzo de la festividad nacional. En este contexto se realizan los servicios festivos de Yom Haatmaut en la sinanoga y en esa noche las principales ciudades de Israel organizan demostraciones y exhibiciones de fuegos artificiales y actividades de entretenimiento público. Las celebraciones en otros pueblos y en asentamientos colectivos (kibutz y moshav) en todo Israel se realizan en menor escala, pero igualmente alegres.

martes, 21 de abril de 2015

Parashat Tazría-Metzorá

Rav Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del Rav Yerahmiel Barylka* 

La segunda lectura de la Torá de esta semana es la parashá Metzorá. Los sabios dicen que el Lashón Hará, la maledicencia, calumnia y difamación ha causado muchas tragedias. La guemará en Sota 9 b, nos relata el diálogo entre Javá y la serpiente en el inicio de la creación. En parashat Vayeishev descubrimos los problemas que le ocurrieron a Iosef resultó de su haber hablado Lashón Hará sobre sus hermanos, que provocaron su venta, y en última instancia fue la causa del exilio a Egipto (Bereshit Rabá 37: 2).
En la parashá Shelaj aprendimos las consecuencias de la maledicencia de los 10 espías sobre la tierra de Israel, que provocó hizo que el decreto de muerte en el desierto (Taanit 26). Vemos también la calumnia de Doeg, jefe del Rey Shaúl mencionado en Shmuel I capítulos 21 y responsable de la muerte de un gran número de sacerdotes.

miércoles, 15 de abril de 2015

La voz de Ethel Barylka

La parashá de esta semana presenta uno de los momentos cumbres en la travesía del pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida. Moshé, Aarón, los sacerdotes, los levitas y el pueblo todo, se prepararon para llegar al momento fundante de la inauguración del Santuario. Las instrucciones fueron dadas y cumplidas con absoluta precisión y exactitud. Todo está preparado y dispuesto en vista del inusitado acontecimiento de la aparición de la Presencia Divina en el Tabernáculo. Aarón y sus hijos se prepararon durante siete días y ahora, en el octavo, comienza el verdadero servicio de los sacerdotes: “Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo… Y Moshé y Aarón entraron en el Tabernáculo, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del Señor apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de la presencia del Señor que consumió el holocausto…
Al verlo, todo el pueblo aclamó y se postró rostro en tierra” (Vaikrá 9:22-24).  Y en ese preciso momento, en la cúspide del encuentro entre la nación y su Dios tiene lugar la estremecedora escena que será recordada por generaciones: “Nadav y Avihu, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del Señor fuego extraño, que Él no les había ordenado. Y de la presencia del Señor salió fuego que los consumió y murieron delante del Señor” (Vaikrá 10:1-2). El pueblo todo presencia la tragedia. Todo ese inmenso y maravilloso evento se interrumpe. 
El momento bienaventurado se transforma en un parpadeo en un instante de pasmo, estupefacción, y conmoción.
Y en el momento en el que aún los cuerpos yacen allí delante “Moshé dijo a Aarón: Esto es lo que el Señor habló, diciendo: ``Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado” “Y Aarón guardó silencio” (Vaikrá 10:3).
La lectura de estos versículos despierta muchas preguntas. Generaciones de exégetas intentaron confrontarse con la dificultad de la comprensión del acontecimiento. ¿Por qué murieron los hijos? ¿Cuál es el sentido de las palabras de Moshé a Aarón? ¿Cómo entender la expresión “Y Aarón guardó silencio”?
La exégesis en general se inclina a ver la muerte de los hijos como un castigo por alguna transgresión realizada en relación al Santuario: o que las vestimentas no eran las adecuada para el acontecimiento, o que trasgredieron la norma de no beber vino, o que entraron al Sancta Sanctorum sin haber sido ordenados a hacerlo, o encendieron el incienso cuando no habían sido ordenados a hacerlo.

Rememorando el horror de la Shoah

Rendimos sentido homenaje a las víctimas de la Shoah, con la esperanza de que nunca jamás se repita la historia en que la Humanidad vivió una de sus horas más oscuras y tenebrosas de su existencia o paso por la tierra, que las generaciones futuras queden libre del flagelo del odio y la barbarie. Nos complace reproducir un  documental difundido por el Keren Hayesod de Israel.

Parashat Shemini: el silencio no está por demás

Rav Yerahmiel Barylka.

Reflexiones del Rav Yerahmiel Barylka*


...Los refinaré como se refina la plata, Y los probaré como se prueba el oro. Invocarán Mi nombre, Y Yo les responderé;, Y Yo les responderé; Diré: ‘Ellos son Mi pueblo,’ Y ellos dirán: .A. es mi D-os.” Zejaria 13:9
En nuestra época, no existe un tribunal que imponga la obligatoriedad del cumplimiento de los preceptos. No sólo eso, sino que observar las ordenanzas, particularmente, en los países de la dispersión, no coincide con la actitud de la mayoría de la población, que tiene otras normas. Por eso, la persona que elige, sin que haya ni siquiera una obligación social, el cumplimiento de las normas de la Torá, (muchas veces también a cambio de un dispendio de dinero que otros no tienen que hacer y de renuncias), escoge aceptar el servicio a .A. Para ello, necesita también superar impulsos naturales y luchar contra tentaciones sumamente atrayentes y triunfar.