Gran Sinagoga de Jerusalem 2009./RAFAEL BEN-ABRAHAM BARRETO Con Yom Kipur culminan los Yamím Noraim o días de introspección, reflexión y arrepentimiento por los pecados cometidos contra D-s y nuestros semejantes. D-s nos perdona todas las faltas cometidas contra Él, pero no así las cometidas contra nuestro prójimo, si antes no nos reconciliamos con la persona agraviada a perjudicada. El Libro del Levítico o Vayikrá, en su capítulo 23 y versículos 23/32, señala: “En el décimo día del séptimo mes será día de las expiaciones, convocación santa os será, y afligiréis vuestras almas (mediante el ayuno). Será para ustedes un Shabat de descanso solemne en el cual afligiréis vuestras almas. A los nueve días del mes por la tarde, de tarde a tarde guardaréis vuestro descanso”.
Así es el mandato bíblico concerniente a Yom HaKipurim, el
Día de la Expiación, en el que el ayuno, la oración y la penitencia denotan su
santidad y solemnidad. Este día marca la culminación, como se indica al
principio de este breve comentario, de los Diez Días de Penitencia y, en
realidad, llega a conformar la fecha más importante del calendario judío. El
ayuno y abstención de todo alimento y placer físico durante 25 horas llega a
ser fehacientemente una expresión externa de completa sumisión al dominio del
espíritu.
No hay nada tétrico o lúgubre en una jornada en la que nos
aproximamos al trono de nuestro Padre Celestial para buscar la expiación y el
perdón para nuestros fallos o errores, para nuestros pecados o transgresiones. Por
el contrario, constituye una fiesta radiante, esplendorosa y majestuosa, que
asegura al transgresor la absolución y el perdón si la transformación en su
corazón resulta sincero, o veraz, y su resolución de abandonar el sendero
equivocado es terminante. La transgresión, se asume, se debe con frecuencia a la
satisfacción de los apetitos materiales. Sin embargo, el ayuno en sí mismo, que
está considerado como una ayuda inapreciable en el proceso de ruptura con el
pecado, carece de valor a menos que esté acompañad por un arrepentimiento
sincero, la teshuvá o retorno a las mitzvot.
El Judaísmo siempre alienta a la persona transgresora
arrepentida a acercarse al Creador sin intermediarios. Mas el poder expiativo
de Yom Kipur no se extiende o aplica a las ofensas contra el prójimo, a menos
que se haya hecho todo lo que está a nuestro alcance para rectificar los
errores cometidos.
Rabí Eleazar ben Azariá decía: “Las transgresiones del
hombre contra D-s el Día de la Expiación D-s las absuelve, pero las
transgresiones contra el próximo, el Día de la Expiación no las expía a menos
que y hasta tanto éste no se haya reconciliado con su próximo y haya reparado
el error cometido”.
Leyes y costumbres
El ayuno de Yom Kipur se guarda
desde poco antes de la puesta del sol en la víspera hasta la caída de la noche
del día siguiente. En Yom Kipur está prohibido comer, beber, mantener relaciones
maritales, el uso de cosméticos y productos de limpieza y el calzado de cuero.
También está prohibido el lavado de cualquier parte del cuerpo que no sean los
dedos y los ojos (Mishná Yoma 8.1). Como quiera que en Yom Kipur se le conoce
como Shabat Shabatón, un sábado de descanso solemne o Sábado de los Sábados, se
aplican todas las restricciones de trabajo y, excepcionalmente, no puede
aplazarse el ayuno al día siguiente si coincide con Shabat.
Una persona enferma, siguiendo el
consejo del médico o un rabino puede tomar su medicina o ingerir pequeñas
cantidades de alimento, ya que todas las consideraciones religiosas son puestas
de lado cuando peligran la salud o la vida de una persona (Pikuaj nefesh).
Antes de Yom Kipur se acostumbra pedir perdón a cualquier persona ofendida como
resultado de un desacuerdo serio.
Una comida final (seudá mafseket)
es consumida inmediatamente antes del comienzo del ayuno.
Yom Kipur está reservado para la
confesión pública e individual y da la oportunidad del arrepentimiento. Sólo
por medio de la purificación del alma y de un balance espiritual (jeshbón
hanefesh) se cumple con el propósito de Yom Kipur y puede llevar a una
satisfacción justificada, tras este Yom Hadín o Día del Juicio anual, ya que
sólo la penitencia, la plegaria y la caridad (teshuvá, tefilá y tzedaká) pueden
evitar un mal decreto.
La liturgia de Yom Kipur se
caracteriza más por la solemnidad que por la tristeza. Los judíos ausentes de
la sinagoga durante la mayor parte del año se reúnen con los fieles regulares,
rabino, cantor, otros oficiantes y los miembros más piadosos de la congregación
(kahal) visten un kitel blanco en consonancia con el parojet o cortina que
cubre el arca sagrada en tanto que, a partir del servicio de apertura (Kol
Nidrei) en la víspera de la solemnidad todos los varones usan talit. Se
efectúan cinco servicios, cada uno con Amida y plegarias que se repiten
incluyendo Ashamnu, Al Jet y Avinu Malkenu, así como las shelijot de
penitencia.
Durante la mañana de Yom Kipur se
recitan las plegarias de recordación (hazcarat neshamot)) seguidas de la
lectura de la Torá y en el transcurso de Musaf se recitan los pasajes más
destacados: Unetanei Tokef, Alenu (cuando los fieles se arrodillan y se
postran), Avodá u orden del servicio del Kohen Gadol (Sumo Sacerdote) en el
Templo en el Día del Perdón (agregando el ritual de Azazel (chivo expiatorio), y Eile Ezkeret (“Estos
recordaré…”, en memoria de los diez mártires (Kidush Hashem) y Asara haruguei
maljut).
Las diez recitaciones públicas de
Viduy o Confesión corresponden a los 10 servicios realizados por el Sumo
Sacerdote en el Santuario en Yom Kipur, pero después del Segundo Jorbán, el Día
del Perdón reemplazó, en sí, el ritual de Azazel como medio de kapará. El
servicio del mediodía incluye la lectura del Libro de Jonás para la Haftará.
Cuando se aproxima el crepúsculo y cuando en forma tradicional los portones del
Cielo están por cerrarse frente a las plegarias de perdón, se inicia el
servicio de conclusión o Neilá; acaba después de la caída de la noche con la
proclamación de la fe judía (Shemá, Israel…), con el sonido de una tekiá
prolongada en el shofar y con el saludo de “El año próximo en la Jerusalem
reconstruida”.
“Para que Yom Kipur se convierta
verdaderamente en día de purificación y penitencia, D-s nos anticipó Rosh
Hashaná-escribe Vidal Elgozy-. El haz de luz de este día y de la semana que el
sigue, nos alumbra el camino y nos da la posibilidad de llegar a Kipur mejor
preparados y ser dignos del perdón y de la redención que este sagrado día nos
ofrece”.
Fuentes consultadas: Centro
Educativo Sefaradi de Jerusalem, Yacob Newman, Gabriel Siván y Vidal Elgazy.