Lectura de la Torá para Shabat, 29 de Marjeshvan, 5774
Shabat Erev Rosh Jodesh
Mebarjin Hajodesh
Parashat Toledot
Bereshit 25.19-28-9
Haftará: I Samuel 20:18-42
En esta parashat Yitzhak, nuestro patriarca, ha de elegir a su sucesor como líder
del pueblo de Israel. Esaú, su hijo más querido y a la vez totalmente desviado
de la senda de la Torá y Yaakov su segundo hijo-seguidor de la escuela de
Abraham-, eran los candidatos a designar. Esaú disgustó a sus padres tomando
para sí mujeres cananeas, como está escrito, “estas ocasionaron disgustos a
Yitzhak y Rivká” (Bereshit 26:35). Con su comportamiento demostró Esaú que era
incapaz de ser representante y continuador del legado judío que su padre dejaba
bajo su responsabilidad. ¿Dónde estaba su identidad judía? ¿Qué mensaje dejaría
a las generaciones venideras? El Midrash pregunta acerca del versículo mencionado con
anterioridad, según escribe Tsvi Ariel Refinet (Midrash Sefaradí, Jerusalem,
Israel): “El por qué la Torá cita primero a Yitzhak y después a Rivká siendo
Esaú el hijo preferido de este. A lo que respondemos-añade-: Tanto Yitzhak como
Rivká defienden con uñas y dientes los principios desechados por Esaú y
evidentemente esto inclinó la balanza a favor de Yaakov”.
“En nuestra generación-agrega Tsvi Ariel-nos vemos invadidos por el problema
de la asimilación, a tal grado que más de un dirigente comunitario y más de un
integrante de la Kehilá (Comunidad Judía) están casados con no judíos. ¿Dónde
quedaron los valores que legaron nuestros patriarcas en los corazones de estas
personas? ¿Será que la imagen del dirigente judío ha llegado a tal punto de distorsión?
No será que nuestro judaísmo está necesitado de dirigentes ejemplares que
reanimen y lleven a los integrantes de la Kehilá a volver hacia la senda que
con tanto esfuerzo forjaron nuestros antepasados, y así extirpar de una vez por
todas de lo más profundo de nuestras entrañas casamientos mixtos y asimilación”.