miércoles, 18 de diciembre de 2013

La creación del Pueblo de Israel



Lectura de la Torá para Shabat, 18 de Tevet de 5774


Parashat Shemot
Shemot (Éxodo) 1:1-6:1
Haftará: Jeremías: 1:1-2:3 (Sef)
Isaías 27:6-28:13; 29:2-23 (Ash)



1 (1) "Y estos son los nombres de los Hijos de Israel que vinieron a Egipto con Yaakov (cada hombre vino con su familia). (2) Rubén, Simón, Leví y Judá; (3) Isajar, Zebulún y Benjamín; (4) Dan, Naftalí, Gad y Asher". (5) Todas las almas que salieron del tronco de Yaakov fueron setenta; y Yosef ya estaba en Egipto".

Shemot o Éxodo es el segundo Libro de La Torá, que se inicia esta semana con la parashat Shemot (Nombres) y contiene 12 porciones o parashot. Consta de las parashot Shemot, Vaerá, Bo, Beshalaj, Yitro, Mishpatim, Terumá, Tetsavé, Ki-Tisa, Vayak-Hel y Pekudé.
El Libro del Éxodo nos narra en su comienzo las vivencias del Pueblo de Israel una vez afincado en la Tierra de Egipto bajo la estela protectora de Yosef, el virrey. Inicialmente, sobresale el próspero y meteórico progreso de un reducido grupo de hebreos, integrado por 70 almas, que gradualmente se inserta con fuerza en la rica y avanzada sociedad egipcia de entonces, experimentado una auténtica explosión demográfica. Todo ello, sumado al incesante poderío social y económico experimentado, llevó consigo aparejada la reacción hostil del Faraón y su gobierno, dando lugar a una campaña anti hebrea con la promulgación de decretos que diezmaban su libertad y los conducía a la esclavitud, no sin antes del oprobio y la discriminación por parte del Faraón y su  administración.
Después de siglos de persecución y sufrimientos, D-s escoge a Moshé para conducir la redención de Su Pueblo y la salida de Egipto hacia la libertad.  Mientras tanto tiene lugar la prodigiosa sucesión de plagas que D-s inflige a los egipcios para culminar con la histórica salida de Egipto y cruzar el Mar Rojo hasta acampar a los pies del Monte Sinai, donde Moshé recibe las Tablas de la Ley o la Torá, que sella la consagración de los Hijos de Israel como pueblo elegido. Sin duda alguna, estamos ante el período más trascendente y sublime del Pueblo de Israel de toda su historia.
Así como el Génesis o Bereshit narra la creación del Mundo, en el Éxodo o Shemot se describe la creación del Pueblo de Israel. En este segundo libro de la Torá surge la figura de Moshé Rabenu, cuya trayectoria humana va adquiriendo brillo en el devenir de la historia en aquellos tiempos, hasta lograr su máxima dimensión cuando asciende al Monte Sinai y recibe la Torá.
En la parte final del segundo libro de la Tora se exponen los detalles de la construcción del Santuario portátil o tabernáculo (Mishkán) que D-s ordenó erigir para los servicios rituales en el curso de la travesía por el desierto, tras el fatídico incidente del pecado del becerro de oro perpetrado por el pueblo.
Shemot finaliza con la inauguración del Tabernáculo y el descenso de la Providencia Divina  para residir en su interior como muestra perenne de Su Presencia en el seno del Pueblo de Israel.
“Y estos son los nombres de los hijos de Israel”. (1). Así se comienza la narración del proceso de la diáspora de los Hijos de Israel en Egipto hasta alcanzar su liberación.
El Midrásh nos enseña que “tres cosas influyeron para que los Hijos de Israel no se asimilaran en Egipto y merecieran ser liberados; no cambiaron sus nombres y no modificaron sus vestimentas”.
En otro orden de cosas, recapitulando sobre el inicio del Libro del Éxodo, la Torá nos informa acerca de la cantidad de familia que descendieron a Egipto con Yaakov Avinu. Todos los descendientes de Israel ya estaban casados cuando bajaron a Egipto, inclusive Jetzron y Jamul que todavía eran muy jóvenes.
Tras la venta de Yosef, Judá contrajo matrimonio con la hija de Shúa (Bereshit 38:2). Durante los 32 años que mediaron entre la venta de Yosef hasta la emigración de Yaakov a Egipto, Judá engendró cuatro hijos: Er, Onán, Péretz y Zéraj; y Péretz tuvo dos hijos, Jetzrón y Jamul (Bereshit 46:12). En consecuencia, cabe deducir que Péretz tenía sólo ocho años de edad cuando nacieron sus hijos Jetzrón y Jamul. Cuando la familia se trasladó a Egipto, Jetzrón sólo tenía dos años de edad, y Jamul sólo contaba un año.
Jacob tuvo la precaución de que hasta estos pequeños estuvieran ya casados para que no contrajeran matrimonio con las egipcias. Además, quería estar seguro de que fueran precisamente setenta personas las que descendieran a Egipto, en correspondencia con los setenta ángeles supervisores de las naciones conocidas entonces. Los solteros no podían incluirse en la lista.
Los hijos de Yaakov aparecen enumeradas en el siguiente orden: Rubén, Simón, Leví, Judá, Isajar, Zebulún, Benjamín, Dan, Naftalí, Gad y Asher. Yosef ya estaba en Egipto.
En distintos apartados de la Torá, los hijos de Yaakov son mencionados en diferentes órdenes, con la finalidad de indicar que todos eran iguales y que los hijos de Lea y de Rajel no eran más importantes que los de Bilá y Zilpá, las esclavas. Todos los hijos de Yaakov eran iguales, sin ninguna diferencia entre sí.

Fuentes consultadas:
Rabí Mordejai Babor.
Meam Loez-Éxodo. Shemot-VaEra.
Torá con Haftarot.