Reflexiones del Rav Yerahmiel*
Leemos en Bereshit 25:34 “Entonces Iaacov dio a Esav pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó, y se fue. Así menospreció Esav la primogenitura”. El verbo hebreo que tradujimos ‘menospreció’ es vaibez- ויבז cuya raíz nos puede indicar tanto desprecio, como desvalijar, pillar, depredar, robar, arrebatar, defraudar, desfalcar.
Cuando Esav expresó y dijo: “He aquí, estoy a punto de
morir; ¿de qué me sirve, pues, la primogenitura?”, en realidad pensó, “estoy a punto de matar
a Iaacov… ¿para qué necesito me respeten mi mayorazgo… si igual lo tendré?
Cuando nos encontramos con personas que miran de lado y
contrarían con desprecio su identidad y las obligaciones que conllevan, y desean
simultáneamente arrogarse derechos a los que renunciaran con burla y ofensa, no podemos menos
que asociarlos con Esav. Ellos también comieron y bebieron de manos de Israel y se
levantaron, diciendo que “no podían vivir más en paz con su pueblo”, mientras hacían lo posible
por destruirlo.
En nuestro día los vemos, en diversos ámbitos, promoviendo
el boicot a Israel. Son los descendientes de Esav, producto no sólo del vientre de Rivka
sino de la estirpe de Iaacov.
No son accidentes genéticos, sino, productos de una
educación equivocada. La genética no sirve para explicar el auto-odio. Quizás lo pueda hacer la
sicología.
Shabat Shalom ve Jodesh Tov.
Rav Yerahmiel Barylka.
Sinagoga Ramban de Madrid.