jueves, 15 de enero de 2015

Vaerá

Rav Yerahmiel Barylka

Reflexiones del Rav Yerahmiel Barylka*

La tarea que tuvieron Moshé y Aarón consistió en mucho más que sacar a los hijos de Israel de Egipto y llevarlos al Sinaí para recibir la Torá. También la forma de actuar, mientras formaban al grupo que debían liberar, era un objetivo en sí mismo. Vemos que .A. no sólo
les ordenó a preparar el Éxodo y todo lo que condujo a él, sino que también la forma en la que debían expresarse e interactuar con Faraón y sus hermanos. Tenían que estar dispuestos a tolerar la naturaleza de sus hermanos impacientes y asustados, después que habían sido oprimidos por los egipcios durante tantas décadas. Al mismo tiempo, Moshé y Aarón debían saber cómo hablar con la autoridad.
Si pensamos en esta tarea, podremos fácilmente ver que era casi imposible de cumplir desde un punto de vista emocional. Debían tratar con respeto a un tirano asesino y dar la cara a las víctimas nucleándolas para que se conviertan en pueblo. ¿Cómo podrían Moshé y Aarón poseer tanta fuerza para demostrar emociones que parecen ser excluyentes? ¿Cómo podrían superar sus tendencias emocionales humanas y trascender sus sentimientos más básicos, al tiempo de cumplir con el mandamiento de .A.? Jaza”l nos enseña en masejet Ievamot 79 a, que “Hay tres indicaciones que una persona es miembro de la nación de Israel, deben ser rajmanim, baishaním, y gomle jasadim (misericordiosos, vergonzosos y generosos en el dar). Por otro lado el midrash Kohelet Rabá Parshata 7/33) nos dice que “todo quien se vuelve misericordioso cuando debería haber sido duro, con el tiempo se convertirá en duro frente a quienes debería actuar con compasión”. Esto significa que los actos desenfrenados que pueden parecer ser misericordiosos no pueden hacerse. Es necesario ser juiciosos y tomar decisiones adecuadas.

Moshé pudo cumplir con la orden divina porque ya en la parashá anterior aprendimos que estaba “apacentando las ovejas de Itro su suegro, sacerdote de Midián, y llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Jorev, monte de .A.” (Lejos de zonas habitadas y por lo tanto se vio obligado a conducir las ovejas descarriadas, y que por ese mérito fue elegido, mientras cuidaba que no pastaren en terrenos privados).
Ese pastor podía soportar los gritos de sus ovejas humanas y no perder la cabeza en las tratativas con la máxima autoridad. La primera parte del evento no es menos importante que la segunda parte. Moshé tenía la capacidad de hacerlo, porque se autogobernaba. Sus decisiones estaban motivadas para hacer lo correcto.
Rambam, en shmone prakim nos dice cómo podemos alcanzar nuestro potencial, ya que nosotros, también, tenemos la misma herencia espiritual que Moshé Rabenu. Escribe en el primer Perek (página 230 de la edición de Rav Shilat), “la parte inteligente del ser es la que permite distinguir entre actividades impropias y adecuadas.”
Como Rav Shilat escribe en su comentario (Página 266), “La tarea de la educación ética es la tarea de optar por la inteligencia como fuerza dominante sobre las emociones”.
Moshé nació con la capacidad de anular sus emociones y controlarlas. Nacemos con esa misma capacidad. Moshé Rabenu identificó el potencial que se le dio y lo llevó a buen término.
Nosotros también necesitamos llevar nuestro potencial a buen término. Podemos hacerlo si así lo deseamos.
Shabat Shalom y Jodesh Tov!

*Rav Yerahmiel Barylka. Sinagoga Rambam de Madrid.