Llegamos a ser una nación únicamente con la entrega de la Torá en el desierto, en tierra de nadie, por lo que nuestra identidad judía provienen únicamente de la Torá.
Sólo entonces .A. nos llevó a la Tierra de Israel, espacio esencial para la práctica de las mitzvot, tal como lo prometiera a Abraham, Itzjak y Iaacov.
Cuando Abraham recibió la instrucción de Lej Lejá, "ir a la tierra", hace casi 4000 años establecimos una conexión con nuestra tierra mayor que la de cualquier otro pueblo a la suya.
La lectura de la Torá finaliza sin que se vea cumplido el sueño prometido.
La terminación repentina de la narrativa al final del Pentateuco lo convierte de ser un libro que describe la creación de la nación israelita en una que describe la creación del vínculo entre el cielo y la tierra. Este hecho se conecta al primer versículo de la Torá, que representa los orígenes de la brecha entre el cielo y la tierra, a su pasado, lo que vamos a leer en Simjat Torá, y que anuncia que todavía existe esta brecha. En Simjat Torá, estos dos extremos se encuentran. Ahora nos toca a nosotros cerrarla.
Harav Yerahmiel Barylka. Sinagoga Rambam de Madrid.