viernes, 9 de febrero de 2018

"Y estas son las leyes que les darás..."


"Y estas son las leyes que les darás. Cuando compres un siervo hebreo, servirá para ti seis años y al séptimo año saldrá; si fue casado (con mujer hebrea), su mujer saldrá con él. Si su amo le hubiera dado mujer (pagana) y ella pariera para él hijos o hijas, la mujer y su prole serán para su amo, y él saldrá solo. Y si el siervo dice:-Quiero a mi amo, a mi mujer y a mis hijos. No saldré libre-, lo acercará su amo a los jueces y lo arrimará a las puertas de su casa o a las jambas de ella y horodarará su oreja con un punzón, a de servirlo para siempre..."
Así comienza la parashat Mishpatim (Shabat Shekalim, Mevarjim), que leemos esta semana, y en la que a grandes rasgos se refiere al conjunto de leyes que D-s imparte al pueblo de Israel. Ante todo constituye la base jurídica del pueblo judío. Esencialmente es el compendio de un modo de vida basado en la justicia, principios éticos y morales. De ello se extrae que el Judaísmo no es sólo una idea o un fundamento, es un modo de vida que se practica cada día. Una forma de pensar y de vivir las leyes prácticas del cuerpo legal que constituye la Torá escrita y oral (Talmud).
En Mishpatim apreciamos la inclusión de muchos mandamientos vinculados a la ley civil inmediatamente después de los Diez Mandamientos, como observamos en la parashat de la semana pasada Yitró, en la que se evoca la entrega de la Torá al pueblo de Israel en el monte Sinai. Como indicamos al principio, esta parashat comienza con la expresión "Y estas son las leyes”, empleando la conjunción “y”. Nuestros sabios nos señalan que esto es para enfatizar que así como “lo primero-los Diez Mandamientos-, también fueron dados en el Monte Sinaí todos los preceptos subsiguientes. Esta observación, de acuerdo a lo comentado por el rabí Moshé Benzaquén, tiene implicaciones de muy largo alcance, particularmente en relación con nuestra sociedad actual y nuestra forma moderna de pensar. 
Aclara Harav Benzaquén que “nosotros generalmente encontramos en la Torá tres categorías de leyes o juicios, testimonios y estatutos. Los primeros son aquellos que habrán evolucionado con el objeto de asegurar la estabilidad social y la coexistencia pacífica. Es decir, contra el robo y el crimen”.
La segunda categoría, añade, no se habría sido instituida por la sociedad, pero ya que D-s lo hizo puede ser aceptado como lógico. Esto incluye el Shabat y el kashrut*. La tercera se refiere a los estatutos que son incomprensibles para el intelecto humano, por ejemplo, la vaca roja y el Shaatnez*. Pero todos son igualmente importantes como enseñanzas divinas y deben, por tanto, ser obedecidas.

El rabí Moshé Benzaquén subraya que “uno escucha demasiado a menudo comentarios respecto a la llamada irrelevancia de ciertas leyes que el hombre libre tiene la posibilidad de decidir cuáles de punto del Judaísmo debe respetar. Todas sus decisiones, sin embargo, están basadas en su entendimiento y un conocimiento limitados. Esto produce una erosión de nuestra religión hasta que finalmente, en muchos casos, es completamente ignorada a menudo con resultados trágicos”.
“Para prevenir tales calamidades-explica Benzaquén-la Torá hace una observación de inmediato “y estos”. Cada una de las leyes emana del Todopoderoso (aún aquellas que nosotros hemos instituido por acuerdo recíproco). Él, en Su Sabiduría y entendimiento, dio estas enseñanzas para asegurar nuestro futuro como una nación perfecta y completa y para  garantizar nuestra seguridad física en nuestra propia tierra con paz y tranquilidad”.

Imperios poderosos se han expandido y sucumbido a través de los tiempos. Sin embargo,nosotros hemos sobrevivido. La preservación de nuestra identidad como nación, remarca Moshé Benzquén, es debida a nuestra tenacidad con un único objetivo y a la fuerza de nuestro carácter para enfrentar el peligro físico de afuera y desafortunadamente a veces, también de adentro.