Shabat 12 de Nisan 5773Shabat HaGadolParashat Tzav, Ordena. Vayikrá 6-8.
Haftará: Malaquías 3:4-2-24
Y le dijo el
Eterno a Moisés: “Ordena a Aarón y a sus hijos, diciéndoles:-Esta es la ley del
holocausto. Permanecerá encendido sobre el altar toda la noche hasta la mañana,
con el fuego ardiendo. Y el sacerdote, vestido con túnica de lino y calzones de
lino sobre su carne quitará las cenizas dejadas por la combustión de los
holocaustos y las pondrá en el costado del altar"…
De esta
manera es enunciado un gran y vital principio para conducirnos en nuestras
vidas y para mantener su calidad espiritual. El alma del hombre, según opinión
del rab Elías Levi, “es como una llama que debe dar un salto y llegar siempre
hacia arriba para comunicarse y vincularse con el Creador. Así como la nueva
leña era colocada diligentemente cada mañana sobre el altar para mantener su
fuego, así debemos nosotros ser constantes con nuestro celo para espiritualizar
cada faceta de nuestra existencia cotidiana. Estamos obligados a ser resplandor
a nuestra comunidad y la sociedad”.
En su
explicación pone de relieve que hay tanta gente que a saltos y a corcovos son
envueltos en una ola de entusiasmo y resuelven
llevar vidas espirituales, venerar a D-s, estudiar Torá, y vivir de
acuerdo a un código de conducta escrupulosa y ética. Esta loable intención y
resolución no se energiza sino sobre una base diaria. Si este fuego no es
abastecido-precisa- diariamente, si las añoranzas espirituales no son
alimentadas y cultivadas asiduamente,
será como un fuego de paja que llegará alto hacia los cielos, deslumbrará y
fascinará a los espectadores, pero suavemente muere y se reduce a cenizas.
Todos los
días debemos invertir nuestros esfuerzos y energías en fomentar nuestra vida
religiosa para que nuestra existencia constituya una llama perpetua y no
efímera o pasajera.