Cuando nos encontramos en la antesala de Shavuot, la Fiesta de
las Semanas o de la recepción de la Torá por el pueblo de Israel en el Monte
Sinaí, reproducimos este artículo sobre la trascendencia de este acontecimiento
histórico para el Pueblo Judío, que pese al tiempo transcurrido mantiene su
primigenia frescura y actualidad. La fiesta de Shavuot tiene lugar este año
desde la salida de Shabat (23 de mayo) hasta una hora después de la puesta del
sol del próximo lunes (25 de mayo), en la diáspora. En Israel se celebra un
solo día.
Una y solo una vez en la historia de la Humanidad se reveló
D-s a un pueblo y anunció su voluntad. El pueblo de Israel recién nacido
recibió el mensaje de la Divinidad antes de emprender su trayecto hacia Eretz
Israel. Una población de algo más de 600.000 hombres, además de mujeres y niños
fueron testigos, en las inmediaciones del monte Sinai del mayor acontecimiento
de la historia, el encuentro ante el Todopoderoso y sus criaturas.
El pueblo de Israel recibió los 613 preceptos o mitzvot. De
los gentiles, D-s exige 7. Con ello suman 620. El valor numérico del versículo
que expresa el reinado eterno del Supremo: D-s reina, reinó y reinará para
siempre () es también 620. Este es asimismo el número de los 10 mandamientos.
Los nombres de los padres de las 12 tribus suman igualmente 620. Sobre este
particular, Vidal Elgozy escribe que “la Torá no es sólo un libro de leyes.
Tampoco de historia, no de ciencia, de profecías, pero es todo a la vez, tal
que ninguna sabiduría le es ajena”.
“La Torá nos fue entregada después de más de 2.000 años de
la creación, pero en realidad-añade Elgozy-la precedió. Nuestros sabios nos
dicen que D-s observó la Torá y creó el mundo. La Torá es pues, el plano del
que D-s se sirvió para crear el universo. Es más, es el soporte con el cual D-s
sostiene el globo, pues éste retornaría al caos si durante un solo instante no se estudiase la Torá en
ninguna parte. La existencia del mundo estaba condicionada a que Israel
recibiera la Torá el 6 de Siván. Al final de la creación, nos relata el
versículo así: “Y fue la tarde y la mañana el día sexto (Bereshit,1). La palabra ha shishi, el sexto, figura con el
artículo determinado a diferencia de los días precedentes, primero,
segundo…ejad, sheni. Esto hace alusión al sexto día del mes de Siván, día en el
cual, la creación consiguió su definitivo certificado, al haber recibido Israel
la Torá.
Uno de los principios de la fe judía es la inmutabilidad de
la Ley. Igual que D-s no cambia, su voluntad es invariable.
La Torá escrita está sintetizada y sus palabras están
medidas. Es intocable, inalterable, tal es así que basta que falte una sola
letra o signo en el Sefer Torá, para que no sea válido. La oral, en cambio, es
extensa y se desarrolla continuamente. Es una sabiduría viva, dinámica, en la
que cada uno puede renovar en el marco de ciertos fundamentos. Los grandes
eruditos, según explica Vidal Elgozy, pueden y deben dar respuesta a los
problemas que surgen en cada época. Los avances en los diferentes dominios de
la ciencia y tecnología lo exigen. Los Hajamim son capaces de estudiar,
comparar y concluir dictámenes en todos los terrenos de la vida. La Halajá se
pone siempre al día y trata de temas contemporáneos como empleo de microondas,
trasplantes de órganos, fertilización artificial, etc. La Torá es inmutable
pero se actualiza.
Reformas y modificaciones en la Halajá suponen la demolición
de los cimientos del Judaísmo. La venta de conversiones ficticias por quienes
se disfrazan de Rabinos es un fraude público.
Vidal Elgozy precisa que “nuestro deber es renovarnos a
nosotros, no la Torá. La rutina es uno de los mayores enemigos del pueblo judío
religioso. Hemos de cumplir las mitzvot con el mismo afán y entusiasmo, como si
hoy fueran dadas”.
Los preceptos son para nuestro buen. El Creador sabe lo qué
nos conviene y nos dio la Torá y las mitzvot para beneficiarnos en este mundo y
en el venidero.
La Fiesta de las Semanas
Shavuot significa literalmente semanas, propiamente Hag
Hashavuot, fiesta o festividad de las semanas; el segundo de los tres
festivales de peregrinación que los judíos celebramos cada año el 6 de Siván.
En Israel sólo se celebra un día (6 de Sivan), y en la diáspora dos días (6 y 7
de Siván). El nombre de esta fiesta se sustenta en el mandato bíblico de contar
siete semanas desde la segunda noche de Pascua, al día siguiente de la jornada
de descanso y celebrar el día 50 como un día santo (Vayikrá 23:15-16,21);
(Devarim 16:10): de ahí el nombre popular no judío Pentecostés (del griego, día
50). Shavuot tiene otras denominaciones como Jag Hakatzir; fiesta de la
cosecha, cuando finaliza la recolección de la cebada y comienza la estación de
la cosecha del trigo (Shemot 23:16); Yom Habicurim o día de las primicias,
cuando la ofrenda de los primeros frutos de la cosecha se llevaban al Templo
(Bamidbar 28:26); (Shemot 34:22-23:16): (Vayikrá 23:17) y Atzeret concluyendo
la Asamblea Solemne de los rabinos que consideraron como un proceso continuo de
la redención, de la liberación física del pueblo de Israel desde Pesaj hasta la
libertad espiritual obtenida en Shavuot a través de la entrega de la Torá. De
hecho, de acuerdo con los rabinos, esta fiesta conmemora también el
acontecimiento en el Sinaí que tradicionalmente acorrieron el 6 de Siván y
eclipsaron en gran medida los aspectos agrícolas de Shavuot. De esto se
desprende la designación rabínica del aniversario Zemán Matán Torateinu o Época
de la Entrega de nuestra Ley.