jueves, 23 de julio de 2015

Eijá

Rav Yerahmiel Barylka*


La lectura de la parashá Devarim se lleva a cabo siempre el Shabat anterior a Tishá Beav, la conmemoración de la destrucción de nuestros santos templos. Moshé repasa su vida y grita: "¿[Eijá] Cómo puedo llevar yo solo la carga que son ustedes y el peso que son, y su reñir?" (Devarim 1:12), usando la misma palabra que inicia la Meguilá de las Lamentaciones ("¡[Eijá]  cómo ha llegado a sentarse solitaria, la ciudad que abundaba en gente!".) 

Como los romanos sitiaron Jerusalén, el rabino Iojanán ben Zakai logró salir de la ciudad y reunirse con Vespasiano, el líder de las fuerzas armadas romanas que llevaban a cabo el asedio. Rabí Iojanán pidió que los romanos le permitieran seguir en la ciudad de Yavne junto a sus hombres sabios.
Aproximadamente seis décadas más tarde, rabí Akiva creía que el rabino Iojanán ben Zakai debería haber seguido luchando con el fin de retener a Jerusalén y el Templo Sagrado y pone sus ideas en práctica al encabezar la rebelión de Bar Kojba contra Roma (135 e.c.) con el propósito declarado de la liberación de Jerusalén y la reconstrucción del Templo Sagrado.

Rabí Akiva entendió la función del Templo Sagrado y Jerusalén como la misión cardinal de Israel: convertirse en una nación santa y un reino de sacerdotes a través del cual todas las familias de la tierra sean bendecidas. Para ello se necesitaba la liberación de Jerusalén de y la reconstrucción del Templo Sagrado. La revuelta de Bar Kojba terminó en un fracaso. Las posteriores persecuciones de Adriano y el exilio judío resultante crearon estragos en nuestra nación, y se hizo evidente que la visión de ben Zakai había sido correcta.
La historia posterior al Holocausto, nos enseña que la nación de Israel no puede sobrevivir sin un Estado Judío.  Vivimos en una aldea global donde políticos y líderes religiosos nos amenazan abiertamente y están a punto de contar con energía nuclear, que, pueden destruir el mundo entero. A menos que la inviolabilidad del ser humano y la aceptación universal de un Di-os de la paz se conviertan en un axioma para toda la humanidad, no habrá espacio libre en el mundo, y no podrá existir una nación judía.
La enseñanza de Rabí Akiva se ha reivindicado en nuestro tiempo ya que sólo mediante la enseñanza de la moral fundamentada en Yerushalaim, textualmente, nuestra Ciudad de la Paz, podremos asegurar el futuro de Israel y el mundo libre y aspirar a la redención que deseamos ver con nuestros propios ojos.
En vísperas de Tishá Beav, es necesario tenerlo claro, para no tener que preguntarnos Eijá en el futuro.

*Rav. Yerahmiel Barylka. Sinagoga Rambam. Madrid.